Raúl Burger, el zar de las grúas que ve un gran futuro en el hidrógeno verde
Raúl Burger, el zar de las grúas que ve un gran futuro en el hidrógeno verde Raúl Burger sostiene que el potencial del hidrógeno verde en Chile podría catapultarnos a un polo de desarrollo como el que es Dubái. H ace 15 años se preguntó: por qué no hay chilenos en el negocio de las megagrúas que levantan y arman las torres que sostienen las aspas gigantes de los parques eólicos. Se metió al negocio y ahora es uno de los actores más relevantes del rubro, que en el mercado mueve proyectos energéticos que totalizan más de US$ 2.000 millones al año. Compite codo a codo con actores españoles, holandeses y portugueses.
También, en la minería opera con una división que tiene su sitial en el traslado, movimiento y ensamblaje de grandes piezas, como molinos chancadores que pesan unas 240 toneladas y que si se suman a la grúa (750 toneladas) bordean las 1.000 toneladas de peso en movimiento. Estas dos actividades (parques eólicos y minería), afirma Raúl Burger (65 años, soltero y con dos hijos), representan las dos porciones más relevantes en su matriz de ingresos. Aunque también opera en el negocio industrial de las grúas portuarias y construcción de líneas férreas, entre otros.
Si bien su empresa es la continuación de un negocio familiar que partió con su padre, quien tuvo un taxi entre sus primeros emprendimientos, Raúl Burger llevó esta actividad a otra escala y ahora mira el hidrógeno verde como su siguiente paso o sueño.
De hecho, tiene varias fichas puestas en este segmento, pues ya está involucrado en la construcción de los parques eólicos, que permitirán la producción de este combustible en base a un proceso de electrólisis, a partir de la energía que estas megaestructuras (algunas de más de 100 metros de altura) generan. Incluso llama a uno de sus ingenieros para que nos muestre un vehículo en miniatura que echa a andar sobre la mesa, gracias a una celda de hidrógeno. Burger es descendiente de alemanes y se enorgullece del esfuerzo y las enseñanzas que su madre y padre le transmitieron para ser quien es hoy, afirma. Ingeniero civil estructural de la Universidad Católica, también suma un MBA. De personalidad fuerte, recuerda que su madre lo empujó a estudiar y también a viajar a Estados Unidos, y dice que ese episodio cambió su visión del mundo. También le inculcó el ahorro como herramienta para alcanzar metas y crecer en los negocios.
La recuerda como una mujer sencilla, pero también una caja de sorpresas, pues cuando murió, él y su familia descubrieron que había acumulado una fortuna ascendente nada menos que a US$ 3 millones a punta de ahorro. "Me engañó, le tenía tarjetas de crédito y varias cosas y me encontré con que había amasado una fortuna. Fue una gran mujer", dice.
Su padre, "un hombre muy inteligente", asegura, empezó con un emprendimiento de revestimiento de cañerías, pero luego sus clientes le pidieron instalarlas y ahí partió con la compañía de grúas, aunque con equipos de mucho menor tamaño que los actuales. De él recuerda una capacidad que no heredó: Su gran sentido del buen humor. "Todos lo querían en la empresa, a mí no", afirma. Dice que su progenitor daba las órdenes con una amabilidad e ingenio que hacía que todo fluyera. Una muestra de que Burger tiene un carácter fuerte se produce justamente antes de que comience la entrevista. El guardia del recinto donde alberga sus operaciones, y cuya moderna oficina simula estar metida dentro de una de las estructuras de una grúa, se complica al hacernos pasar. No se atreve a interrumpir una reunión de Burger con su equipo para avisarle que llegamos al recinto a entrevistarlo. Transcurren más de 15 minutos de espera.
Burger se toma el tiempo para explicar cómo funciona su negocio desde lo operativo, y nos sumerge en una serie de videos a los que accede en segundos desde grandes monitores led en su oficina privada.
Previo a la entrevista, en la sala de operaciones nos muestra en tiempo real los movimientos de precisión que realizan sus trabajadores en terreno, ya sea en el norte como en el sur del país, ensamblando y transportando partes de parques eólicos. "Todo este monitoreo y control es gracias a lo que ha implementado Elon Musk", afirma con cierta admiración, y manejando él mismo las tomas de las cámaras que opera de manera remota y dando instrucciones si es que advierte que algo no está en su curso exacto.
Si bien reconoce que no heredó la simpatía de su padre, tiene claro que en faenas tan complejas y riesgosas, por el movimiento de equipos de grandes volúmenes y dimensiones, lo más "importante es la gente.
Es gente con muchas horas de entrenamiento y muy escasa", indica, mientras nos invita a subirnos a un simulador de grúas por el que todos sus empleados en terreno deben pasar y aprobar con un mínimo de horas hombre y metas de aprendizaje. Hidrógeno verde Su negocio, explica, este año estará marcado por el desarrollo de parques eólicos, pero se aventura a proyectar que el próximo ejercicio será la minería el mayor generador de ingresos. De hecho, este año operará en Centinela, de los Luksic, un proyecto que superará los US$ 4.000 millones de inversión. Sostiene que en el ámbito de energías renovables hay varios proyectos parados, sobre todo por problemas con las comunidades cercanas a estas iniciativas. Esto ralentizará ese negocio, avizora.
Sin embargo, insiste en que su mirada está puesta en el hidrógeno verde, en Magallanes, donde ve un polo de crecimiento brutal. "Me imagino que en base a esta industria en Magallanes, podría pensarse algo así como un Dubái en los próximos 30 años", concluye.
Raúl Burger, el zar de las grúas que ve un gran futuro en el hidrógeno verde CÉSAR SOTTOVIA COMPITE CON GRUPOS EXTRANJEROS: Su empresa está presente en la construcción de varios parques eólicos y también en el transporte y ensamblaje de piezas clave para la producción minera. De hecho, este año operaría en Centinela de los Luksic. RODRIGO VALDÉS.