Autor: ELANNE ALMEIDA, socia Gobierno Corporativo y Sustentabilidad de EY.
La ruta de la electromovilidad en Chile
“Incorporar una matriz de energía limpia a nuestro estilo de vida es la Única opción responsable si queremos dejar un planeta habitable a las próximas generaciones”. De acuerdo a un estudio desarrollado por el equipo del Observatorio Laboral de la Región Metropolitana (RM), en conjunto con el Centro de Políticas Públicas UC, OTIC Sofofa y el Ministerio de Energía, “la electromovilidad se refiere a todo vehículo que hace uso de combustible y/o energía impulsada por uno o más motores eléctricos (García, 2019)”. Pero, ¿por qué esto es relevante? En tiempos en los que debemos reducir nuestras emisiones de Gases de Electo Invernadero (GEI) y reconsiderar nuestros hábitos de consumo, incorporar una matriz de energía limpia a nuestro estilo de vida es la única opción responsable si queremos dejar un planeta habitable a las próximas generaciones.
Según el Banco Mundial, el sector transporte es el responsable de alrededor del 25% de las emisiones de GEl del planeta En el caso de Chile, más de un tercio de la energía producida a nivel país se destina al sector transporte, y según la Comisión Nacional de Energía (CNE), alrededor del 99% de esta energía corresponde a fuentes fósiles contaminantes.
Afortunadamente, este escenario ha ido cambiando debido a algunos esfuerzos importantes de varios actores en diferentes campos, LOS AVANCES En el ámbito público, Chile ha logrado posicionarse como un referente mundial en la adopción de buses eléctricos en su flota de transporte público. Por ejemplo, en febrero de este año la flota de transporte público contaba con 799 autobuses eléctricos metropolitanos y 18 interurbanos.
Los ministerios de Energía, de Transporte y Telecomunicaciones, y de Medio Ambiente desarrollaron la Estrategia Nacional de Electromovilidad que, combinada con otras iniciativas la Política Nacional de Energía, funciona como hoja de ruta para orientar los esfuerzos pals para cambiar nuestros patrones de consumo de energía y reducir las emisiones de GEL Este año, la cuarta edición del Acuerdo Público Privado por la Electromovilidad del Ministerio de Energía logró reunir a 68 entidades que se comprometen a declarar sus acciones en pro de la electromovilidad.
Sus compromisos giran en tomo a seis categorías: aumentar la oferta de vehículos eléctricos, incorporar esta tecnología en flotas vehiculares propias o Subcontratadas, aumentar la disponibilidad de estaciones de carga, desarrollar alternativas de financiamiento y servicios para la electromovilidad, aportar información para el desarrollo de políticas públicas y privadas, y hacer difusión en torno a la En Chile se observa que las industrias de minería y retail ya incorporan la electromovilidad en su cadena de y la tendencia es que requisitos como la adopción de venículos eléctricos estén cada vez más incorporados a los procesos de licitación, sea como criterio de corte o de puntaje. En lo que respecta a la inversión en | + D, las iniciativas son prometedoras.
Por ejemplo, Corfo ha adjudicado en 2020 la implementación de un Centro de Electromovilidad (del que EY forma parte Junto con otras instituciones encabezadas por la Universidad de Chile), con el objetivo de “contribuir en la aceleración de los procesos de adopción de electromovilidad en el país, mediante un enfoque en los problemas, requerimientos y soluciones particulares para su desarrollo e implementación”. A su vez, la Agencia de Sostenibilidad Energética se compromete "a impulsar le electrificación de flotas del transporte público menor potenciando que la experiencia que hoy lideramos en la Región Metropolitana se exporte al resto de las regiones (Plataforma de Electromovilidad)" En relación con la legislación, los venículos eléctricos están exentos del pago de impuesto verde. Además, la Ley de Eficiencia Energética debe generar incentivos para fomentar una mayor oferta de automóviles eléctricos e híbridos.
Ala luz de estos ejemplos y muchos más, la Estrategia Nacional de Electromovilidad apunta a tener el 100% de la flota de transporte público eléctrico en 2080, y el 40% de la flota privada en 2050. RETOS DEL SECTOR Pero no seamos ingenuos. Sabemos que también tenemos desafíos.
Sabemos, por ejemplo, que la principal razón del acotado avance de las ventas de vehículos particulares eléctricos es su valor en comparación con modelos similares a combustible En términos de infraestructura de carga, la mitad de los cargadores públicos existentes en la actualidad se encuentran en Santiago, lo cual incide directamente en la posibilidad de masificación de la electromovilidad en regiones, así como en la factibilidad de realizar viajes superiores a 200 kilómetros (la autonomía promedio de un vehículo eléctrico) Asi que Chile tiene el desafío de implementar un sistema nuevo dentro de poco tiempo, integrando nuevos componentes de infraestructura como la conexión a la red y los equipos necesarios pra la carga a lo largo de sus rutas interurbanas, y dentro de un marco normativo que fomente la adopción de los vehículos eléctricos a nivel comercial y privado.
Finalmente, será fundamental la identificación de las distintas actividades y perfiles ocupacionales asociados en la cadena de valor del transporte eléctrico, e implementar cambios curriculares para la formación de capital humano con los requisitos técnicos necesarios a la transición.
En tanto, las estrategias públicas que la urbanización, el transporte público, la adopción de una matriz de energía limpia, deben considerar cómo todo esto se unirá para construir ciudades e instalaciones que sean, en efecto, inteligentes: que requieran de pocos y cortos traslados para tener acceso a insumos básicos, que ofrezcan un sistema interconectado y, por supuesto eléctrico, de transporte público, gue funcione en Sincronía, que utilicen energía limpia para iluminar las carreteras, y que pongan a disposición la infraestructura necesaria para convertir la electromovilidad privada en una opción mucho más atractiva, tanto como respuesta al cambio climático, como también económicamente.