Autor: Teresa Hunceus, historiadora y gestora cultural
Columnas de Opinión: Cultura interior
Columnas de Opinión: Cultura interior L as vacaciones de inviernos escolares obligan a que las casas se conviertan en un lugar donde se desarrollan actividades laborales, en el caso que los padres trabajen desde las casas, y de entretenimiento. Las tres semanas de descanso desgraciadamente no se acompañan muchas veces de la posibilidad de vacacionar de los padres y de poder hacer actividades diferentes. Si se le suman las condiciones climáticas adversas, estas tres semanas pueden convertirse en una seria dificultad para los cuidadores. Es verdaderamente complicado lograr que se apaguen las pantallas considerando las escasas opciones con las que cuenta la región para poder recibir a los niños y niñas de manera accesible. Si se compara con las posibilidades con las que cuenta, por ejemplo, un menor que vive en Santiago, las brechas son grandes. No existe, por ejemplo, una gran infraestructura de ámbito regional que realice exposiciones y tenga talleres a bajo costo. La biblioteca de Frutillar posee en este sentido un espacio atractivo, con programación diversa y actividades pensadas en diferentes públicos, lo que precisamente explica su éxito. Esperamos con ansias que el nuevo proyecto que se construirá en Puerto Montt permita paliar este déficit, que es muy notorio en este periodo que obliga al refugio interior. Pero hasta que ocurra, debemos llenarnos de paciencia, combinando las labores diarias con tareas que permitan Incorporar en ellas a los escolares. En este sentido, es una oportunidad para que cocinen y aprendan de nuestras recetas tradicionales, valorando el valor nutritivo de nuestros guisos y preparaciones dulces. Amasar para hacer roscar, hervir el cordero para una cazuela con luche y hacer tallarines para un caldo de ave. Recordar la importancia de los orejones y que la fruta del verano, cuando se hace en conserva, es perfecta para un kuchen invernal. Que la sopaipilla del norte de Chile tiene zapallo, pero que acá no se necesita. Destacar la importancia de la papa, que reinaba cuando apenas habia arroz. Y que los campos tenian mucho trigo, parte del cual se llevaba a un molino cercano, desde donde llegaba en grandes sacos, pues el pan se hacia en la casa, al igual que la mantequilla. Resguardemos este tiempo para estar en nuestras casas, buscando que sea un espacio de encuentro y que a pesar de las dificultades, podamos compartir en torno a una mesa y una buena conversación. Hablemos sobre cómo los adultos nos entreteníamos de chicos y como vivíamos las vacaciones en tiempos en que apenas habian pantallas. No nos olvidemos nunca que el mayor anhelo de la infancia y de los jóvenes, así como de nosotros mismos, es ser escuchados y poder expresarnos.. C Columna