Autor: Pablo Retamal Navarro
Julio Ramón Ribeyro: ese extraordinario Corredor de distancias cortas
Julio Ramón Ribeyro: ese extraordinario Corredor de distancias cortas ¡ AE Libros me hizo recordar estas escenas de mi infancia”. Ahí supo que tenía oro puro y, presto, comenzó a darle forma a un cuento titulado Los gallinazos sin plumas, que además bautiza a su primer volumen de relatos, de 1955. Con ese libro inició el camino para convertirse en uno de los más grandes cuentistas latinoamericanos, acaso el mejor. Logro que luce más todavía si se piensa que le tocó una época dorada para las letras del este lado del mundo. Fue el mismo año en que Juan Rulfo publicó Pedro Páramo, y Julio Cortázar preparaba su ineludible Final del juego (1956), en la antesala del Boom Latinoamericano. Ribeyro afinó tanto su oficio que llegó a tener muy claras las nociones del género cuento, acaso uno de los más complejos de la narrativa y donde pocos pueden salir airosos.
Las formas breves terminaron por acomodarle y ya lo tenía claro en el prólogo de Los gallinazos sin plumas: “El cuento me parece que no es un “resumen' sino un *fragmento”. Quiero decir con esto que el cuentista no debe tratar de reducir a cuatro páginas un acontecimiento o una vida humana que podría requerir una novela, sino que debe en este acontecimiento o en esta vida escoger precisamente el momento culminante, recortarlo -como se recorta la escena de una cinta cinematográficay presentarlo al lector como un cuerpo independiente y vivo”. Hasta ahora, los cuentos de Julio Ramón Ribeyro se encontraban dispersos en sus diferentes ediciones, pero la casa editora Alfaguara los acaba de compilar en sus Cuentos reunidos, que con un prólogo del colombiano Juan Gabriel Vásquez, ya están a disposición de los lectores nacionales. Se trata de un acervo imperdible y con un sello propio.
En términos generales, si Mario el afrancesado era Vargas Llosa que escribía del poder y los grandes temas de Latinoamérica, Julio Ramón Ribeyro era quien hacía lo propio con los peruanos de a pie, el espacio doméstico, las historias cotidianas.
Pero entrando al área chica, ¿cómo se podría definir la obra de Julio Ramón Ribeyro como cuentista? El escritor nacional Diego Zúñiga es un reconocido lector del peruano y responde a Culto: “Creo que fue un cuentista clásico, en términos de forma, y por lo mismo, alguien que conocía perfectamente las dificultades y los desafíos del género, las trampas y los recovecos por donde podía moverse con sus historias y personajes tan entrañables.
Sólo alguien con ese nivel de destreza y conocimiento podía arriesgarse a hacer un cuento como Solo para fumadores, por ejemplo”. Por su lado, el editor Vicente Undurraga comenta: “Ribeyro es gran arquitecto de formas breves, un estilista sigiloso y un observador fino de las minucias que marcan la vida, especialmente sus penurias y precariedades. Me gusta la idea que tenía Bryce Echenique de que a Ribeyro se lo puede pensar en relación al César Vallejo de Trilce y Poemas humanos.
Lo recuerda Juan Gabriel Vásquez en el prólogo a esta edición de Alfaguara de sus Cuentos reunidos, donde apunta: Si Roberto Bolaño debió ser vigilante nocturno de un camping en Barcelona para poder sustentarse, Julio Ramón Ribeyro fue el portero de un hotel en París.
En rigor, primero había llegado a España, en 1953, gracias a una beca de periodismo de ocho meses otorgada por el Instituto de Cultura Hispánica, luego estuvo un año estudiando en la Universidad Madrid. después pasó a Francia y Alemania, donde tuvo que arreglárselas como pudo. No tenía un peso en los bolsillos. Así lo recordó él mismo en una entrevista posterior, de 1986, ya un Complutense de Pero siendo reconocido. escritor “(Fue una época) bastante dura, como es la vida allá para la mayoría de los estudiantes. Tuve trabajos esporádicos. Cuando se me acabó la beca, y mientras aguardaba obtener otra, me puse a trabajar. El dinero que me enviaban de casa tardaba en llegar”. Y así, mientras vivía en la capital de Francia, llegó a trabajar en un hotel. Esa experiencia como portero le permitió conocer la vida tal como era. Un día, en medio de la jornada laboral, se topó con una imagen que no lo abandonó más. “Entre mis obligaciones tenía la de levantarme muy temprano para sacar los cubos de basura a la calle.
Y, en una de esas salidas a la calle con los cubos de basura, vi que había una serie de vagabundos que estaban esperando justamente esto para precipitarse sobre los cubos y sacar de ellos lo que fuera necesario.
Esto “en esos versos donde los hombres van tocando a las puertas y pidiendo perdón, donde la gente madruga a ponerse los dolores, donde los padres son una víspera, tienen lugar los cuentos de Ribeyro””. El periodista peruano Jorge Coaguila es autor de la biografía Ribeyro, una vida (2022), y responde a Culto: “Su centenar de cuentos es una manera de entender la experiencia humana, con personajes muy diversos, en situaciones comunes y extraordinarias. Ambientados en diversos puntos del Perú. También del extranjero. Además, claro, permite disfrutar de un lenguaje muy claro y preciso”. Además añade: “Él decía que era corredor de distancias cortas.
Sus otros libros lo confirman, como sus diarios, sus ensayos y sus textos de difícil clasificación”. Por su lado, el peruano Daniel Titinger, periodista autor del volumen Un hombre flaco: retrato de Julio Ramón Ribeyro (Ediciones UDP, 2014), señala: “Sigiloso en su aproximación a una historia, tal vez. Sobrio, sin duda. Como si estuviera espiando a sus personajes -0 los pensamientos de sus personajespara contar lo que no parece tan complejo: la vida común y corriente de la gente común y corriente. No parece tan complejo, pero la aparente normalidad requiere de una mirada fina, lúcida y culta para ser narrada con genialidad. Y estamos hablando de un genio de la literatura hispanoamericana”. Puedes leer la nota completa https: //www. latercera. com/ en canal/culto/. CUENTOS REUNIDOS JULIO RAMÓN RIBEYRO Alfaguara 984 páginas.
El notable escritor peruano está de vuelta en las librerías nacionales con sus Cuentos reunidos (Alfaguara) que recopila la totalidad de sus libros de relatos, con los que obtuvo un lugar relevante en las letras latinoamericanas. ¿Cuáles son las claves de su obra? Un grupo de especialistas consultados por Culto aborda su mirada puesta en el sujeto de a pie, las situaciones cotidianas, y sobre todo un notable manejo del formato breve.