COLUMNAS DE OPINIÓN: Mes de la niñez, el rol del adulto, más que un deber
COLUMNAS DE OPINIÓN: Mes de la niñez, el rol del adulto, más que un deber Por Graciela Alvarado Mansilla, jefa de carrera de Técnico en Educación Parvularia, 1? y 2* Básico del Centro de Formación Técnica Santo Tomás Puerto Montt. n nuestro país, el mes de la niñez se celebra en agosto.
El segundo domingo de agosto se conmemora el día de la niña y el niño, y el mes completo nos dedicamos a destacar la importancia de proteger, cuidar y de garantizar los derechos y el bienestar de la infancia.
En esta oportunidad quiero detenerme y destacar la importancia y el rol del adulto, enfatizando en que lo que más fortalece a nuestras niñas y niños es la participación de la familia como primer educador, un vínculo seguro con un adulto significativo ayuda a los niños y niñas a desarrollar habilidades esenciales como la resolución de problemas, la comunicación, la gestión de las emociones y la autonomía, habilidades que son fundamentales para el éxito, no sólo a nivel escolar, sino que en cada etapa de la vida.
Un vínculo seguro con un adulto de referencia, un adulto sano física y mentalmente provoca un impacto en el bienestar emocional, si a esto sumamos un ambiente familiar de apoyo y participación se fortalece la confianza de los niños y niñas en sí mismos y en sus habilidades, lo que contribuye a una mayor autoestima, elemento que juega un papel de vital importancia en la salud mental de nuestros niños mental de nuestros niños y niñas, ayudándolos a desarrollar habilidades de afrontamiento de situaciones de conflicto, a potenciar las relaciones sociales estables, fomentando un ambiente de comunidad, sentido de pertenencia e identidad, pilares básicos de nuestra sociedad.
Cuando el adulto no está conectado, el vínculo afectivo se pierde y esto genera un riesgo, los niños y niñas perciban que nadie los quiere, que nadie se preocupa por ellos, que nadie los escucha y es esto lo que los impulsa a buscar esos vínculos en otros espacios. En educación inicial diferentes especialistas plantean que: "A mayor desconexión familiar, menor vinculación afectiva. Esto genera un riesgo, donde entran en juego, por ejemplo, las pantallas, la falta de comunicación en el hogar, la búsqueda de estímulos externos, y las consecuencias de esto son profundas.
Se reflejarán después en la adolescencia, pero su origen está en la ausencia de ese espacio seguro donde sentirse reconocidos y vistos desde la infancia", Como adultos no podemos evitar los tropiezos y caídas de nuestros niños y niñas, pero es imperante que sepamos estar presentes cuando se levantan de cada caída, cuando se equivocan es necesario acompañar, escuchar, guiar, debemos permitirles frustrarse, intentarlo una y otra vez hasta conseguirlo, eso es lo que los y las educa. No hay que evitar los procesos en la infancia, como adultos tenemos que saber acompañarlos, sin dejarnos guiar por nuestros propios miedos.. -