Apreciar nuestra ciudad
Apreciar nuestra ciudad Al margen de la innegable existencia de detractores que basan con razón su crítica en aspectos deficitarios, Chillán tiene una serie de características que la hacen una ciudad bastante amable, en general. Pero sería aún mucho mejor, y más atractiva, si ese sentimiento positivo se viese traducido en acciones cuya ausencia, mal que pese, está conspirando hace tiempo contra la fisonomía y nuestro carácter urbano. N o es novedoso que Chillán reciba buenos comentarios de visitantes de otras comunas, de otras regiones e incluso del extranjero.
El estudio Barómetro Regional de 2023 de la UBB mostró que un 80% de los encuestados (as) no se cambiaría de ciudad, mientras que las últimas entregas del ICVU que realiza la PUC y la CCHC, revelaron que los indicadores de calidad de vida han ido mejorando paulatinamente. Al margen de la innegable existencia de detractores que basan su crítica en los aspectos deficitarios, la capital de Ñuble tiene una serie de características que la hacen una ciudad bastante amable, en general. Pero sería aún mucho mejor, y más atractiva, si ese sentimiento positivo se viese traducido en acciones cuya ausencia, mal que pese, está conspirando contra su fisonomía y carácter urbano.
En ciertas efemérides hay iniciativas públicas y gratuitas, consistentes en paseos por lugares característicos de la urbe -como ocurrirá en este Mes del Patrimoniode manera tal que las personas se instruyan en sus características y peculiaridades.
También contribuyen de forma importante a ese objetivo, investigadores y gestores culturales que en diferentes plataformas y formatos han puesto en valor nuestra identidad cultural, igual que universidades y organizaciones de la sociedad civil e incluso empresas con vocación pública, como ocurre con La Discusión, que en los últimos 15 años ha publicado libros, investigaciones y reportajes, y recientemente desarrollado proyectos digitales y una aplicación sobre edificios patrimoniales y atractivos turísticos. En resumen, más allá de objetivos específicos, de esas iniciativas se ha podido concluir que mucha gente siente afecto por la ciudad, pero no la conoce a fondo. Conocerla es aprender a quererla, se podría decir. Pero ¿ basta conocerla? ¿ O al margen de pregonar ese cariño suscitado por el conocimiento, habría que demostrarlo mediante actitudes y conductas renovadas? Podríamos partir por el aseo urbano.
Actualmente, hay 20 espacios públicos que son ocupados como microbasurales de manera consuetudinaria y los cursos de agua como el estero Las Toscas e incluso los grandes emisarios de aguas lluvias son copados de basura, como quedó en evidencia esta semana, cuando sacaron 5 toneladas de desechos desde las compuertas donde convergen los canales Defensa Norte y Sur y el Canal de la Luz.
También sería deseable que ese aprecio por la ciudad se manifestara en el respeto entre quienes ocupan el espacio público, partiendo por un mayor control al comercio ambulante ilegal, desbordado en algunos sectores, como reconoció la propia autoridad municipal esta semana.
Por último, no olvidemos ser más tolerantes ante el desgaste emocional que a muchas personas les produce enfrentarse al laberinto del tráfico que existe a ciertas horas y que se está traduciendo en reacciones cada vez más violentas, muy alejadas de la cortesía que siempre nos ha caracterizado. Acertado es que se enseñe por qué debemos apreciar a Chillán.
Pero de poco servirá el esfuerzo empeñado para hacerlo si no despertamos la imprescindible convicción de que no basta sentir cariño por nuestra ciudad, si no estamos dispuestos a demostrar con el ejemplo que la queremos, contribuyendo a su protección y mejor convivencia..