La “batalla cultural” y la derecha
La “batalla cultural” y la derecha ESPACIO ABIERTO La "batalla cultural" y la derecha María José Naudon Abogada Abogada Abogada Abogada Abogada n el complejo entramado de la sociedad moderna, la cultura emerge como un campo donde se dirimen visiones de mundo y proyectos de sociedad.
La izquierda y la derecha han encontrado en ella un escenario para la confrontación y hoy, una y otra vez, se hace referencia a la "batalla cultural", entendida ésta como la necesidad de definir una identidad y desarrollar, en concordancia con ella, una estrategia para promover cambios o bien resistirlos. El eje de este proceso es la enunciación de un "nosotros". Un desafío enorme, que está lleno de tentaciones para izquierdas y derechas. Para esta última, tres parecen especialmente relevantes. La primera, es ignorar su importancia; la segunda, reducirla a una mirada economicista y la tercera, llevarla a un registro religioso. 1. Los grandes procesos sociales y culturales de nuestro tiempo no parecen prioritarios para parte de la derecha.
Cautelosos frente a los cambios disruptivos y las nuevas estructuras, olvidan que la política exige un razonamiento que no sigue una lógica lineal y deductiva, sino que se enfrenta a situaciones de gran ambigúedad e incertidumbre. En este contexto, la comprensión y valoración de los cambios y procesos sociales son fundamentales, ya que permiten la correcta decodificación del entorno en el quese toman las decisiones políticas. 2. El segundo riesgo consiste en reducir los desafíos políticos a dimensiones puramente económicas. Esta visión concibe lo cultural como una mera disputa intelectual sobre los sistemas económicos y sus efectos. El ser humano busca bienestar económico, pero también necesita reconocimiento, sentido de pertenencia, realización personal y confianza. Equivocadamente, este enfoque suele rendirse ala tecnocracia, donde se privilegia la expertisetécnica y la peligrosa tendencia despolitizante. Relatos, ambos, carentes de profundidad y fuerza narrativa. profundidad y fuerza narrativa. 3.-El tercer riesgo puede expresarseen dos dimensiones. Poruna parte, se presenta como la imposibilidad de transformar las identidades religiosas en identidades políticas funcionales basadas en valores compartidos, omitiendo la gestión del disenso inherente a la política. Por otro lado, se manifiesta en confundir los valores conservadores con expresiones antidemocráticas, excluyendovisiones perfectamente válidas en el juego político participativo. Reflexionar sobre estos sesgos puede ser útil en varias dimensiones. Primero, permite evaluar correctamente las fortalezas y los errores proyectando, de manera distinta, un futuro gobierno. Por ejemplo, analizar el estallido social incorporando los complejos procesos sociales y culturales subyacentes tiene mucho más rendimiento que atribuirlo, exclusivamente, a la violencia orquestada o a la desaceleración económica. Segundo, y este es probablemente el mayor desafío, permite la valoración de la diversidad en la derecha y al mismo tiempo establece límites que no pueden cruzarse.
Esimprescindible que en una coalición puedan coexistir un espectro de posiciones más liberales y otras más conservadoras, pero esigualmente imperioso que el progresismo acrítico, el inmovilismo, el integrismo, la vociferencia y laintolerancia a la diversidad deban excluirse de cualquier proyecto que aspire a ser exitoso..