Autor: Macarena Arriagada Directora Obstetricia Universidad Andrés Bello
COLUMNA DE OPINIÓN: Crisis de natalidad en Chile
COLUMNA DE OPINIÓN: Crisis de natalidad en Chile COLUMNA En Chile, la natalidad alcanzo su nivel más bajo en la historia reciente. Según las Estadísticas Vitales 2024 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa global de fecundidad se situa en 1,32 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo generacional estimado en 2,1. Este fenómeno, que también se observa en gran parte de los países de la Ocde, no solo es un indicador demográfico: es un reflejo de transformaciones sociales, económicas y culturales profundas. La baja natalidad reconfigura el panorama asistencial del país. Diversos hospitales y clínicas han debido adaptar su infraestructura y organización, fusionando o cerrando maternidades y reorganizando recursos humanos.
Menos nacimientos implican menor demanda inmediata de partos, pero también la necesidad de redefinir los roles e incluir nuevas posibilidades de profesionales como las matronas y matrones, para responder a nuevas realidades de atención con poblaciones retrasando su primera gestación, con mayor riesgo de comorbilidades ylo derechamente con problemas de reproducción, población envejecida con importantes necesidades en salud sexual como la prevención y tratamiento de patologías de piso pélvico o prevención y promoción de la vivencia de la salud sexual de la forma más sana y satisfactoria posible. Las causas de este descenso son múltiples y complejas.
Entre ellas, destacan el retraso en la edad de la maternidad, que en Chile supera los 30 años en promedio para el primer hijo, la inestabilidad económica, la precariedad laboral, el costo de la vivienda, y las limitaciones para conciliar la vida personal y profesional.
Factores culturales como la priorización de proyectos personales, el aumento de la escolaridad y el acceso al trabajo remunerado de las mujeres también influyen, al igual que la percepción de falta de apoyo del Estado y de la sociedad para el cuidado y crianza. En Chile, urge repensar nuestro sistema de protección y cuidados.
Extender el postnatal a un año, garantizar el acceso universal a salas cuna desde los primeros meses de vida, y establecer mecanismos efectivos de flexibilidad laboral son medidas que no solo favorecerían la decisión de tener hijos, sino que también mejorarían el bienestar y desarrollo infantil, así como la salud física y mental de madres y padres. La crisis de natalidad no es un problema que pueda abordarse únicamente desde la salud o desde la economía: requiere un compromiso integral de toda la sociedad. El Estado, las empresas, los sistemas educativos, las comunidades y las familias deben actuar de forma coordinada. Apostar por políticas de conciliación, corresponsabilidad y cuidado no es solo una respuesta a una urgencia demográfica, sino una inversión en el futuro del país..