Autor: Por: Macarena Norambuena Videla Directora CAPSI U. Andrés Bello, sede Viña del Mar
COLUMNAS DE OPINIÓN: Huellas invisibles
COLUMNAS DE OPINIÓN: Huellas invisibles Por: Macarena Norambuena Videla Directora CAPSI U.
Andrés Bello, sede Viña del Mar Los recientes casos de maltrato infantil conocidos conocidos en los últimos días nos interpelan como sociedad y nos invitan o más bien nos exigen detenernos a reflexionar: ¿ Qué consecuencias tiene la violencia en la infancia?, infancia?, ¿Qué ocurre en el desarrollo emocional y psíquico de un niño o niña cuando el entorno entorno que debería protegerlo se vuelve una fuente fuente de vulneración? Sabemos, en base a múltiples estudios e investigaciones que el maltrato infantil ya sea físico, emocional o sexual deja marcas que no siempre se ven, pero que afectan profundamente profundamente la forma en que el niño o niña se vincula con el mundo, consigo mismo y con los demás. Y más aún: desde el campo de la neurociencia, se ha demostrado que la exposición exposición prolongada al maltrato modifica el curso curso natural del desarrollo cerebral. El cerebro de un niño o niña sometido de manera crónica a violencia o abandono no se desarrolla del mismo modo que el de un niño que crece en un ambiente afectivo y seguro.
Áreas como la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal prefrontal fundamentales para la regulación emocional, emocional, la memoria y el juicio se ven afectadas afectadas por lo que se denomina estrés tóxico frente a la violencia. Esto no solo condiciona el presente del niño, sino que compromete su capacidad de aprender, de confiar, de autorregularse autorregularse y de desarrollarse de manera integral. integral. Las consecuencias no terminan en la infancia. infancia. La OMS advierte que los niños y niñas que han sufrido maltrato tienen hasta el doble de probabilidad de desarrollar patologías de salud mental en la adolescencia y adultez. Entre Entre ellas se incluyen los trastornos del ánimo, de ansiedad, de personalidad, disociativos, adicciones, dificultades vinculares y conductas conductas autolesivas. Frente a esta evidencia, no podemos permanecer permanecer indiferentes. Garantizar la protección protección de niños y niñas es un deber que nos involucra involucra a todos. Prevenir, intervenir a tiempo y ofrecer espacios de reparación psíquica debe ser una prioridad ética y social. Proteger a la infancia no es solo una cuestión cuestión ética, es una inversión en la salud mental y social de nuestras futuras generaciones..