La crisis de natalidad en Chile y el desafío de revertirla
Oo Columna te a126.000 defunciones. Con una tasa de fecundi[dad de 1,03 hijos por mujer, muy por debajo del reemplazo generacional (2,1), nos enfrentamos a un inminente declive poblacional y envejecimiento acelerado. Este fenómeno no es exclusivo: la tasa global cayó de 5,3 en 1963 a 2,3 en 2022.
E: 2024, Chile registró solo 154.000 nacimientos frenSino actuamos, el país Coreadel Sur lidera con la más baja enfrentará un sistema (0,72), pero países como! talia, España sa y Canadá también presión sobrelasalud pública y una pérdida ¿ Por qué ocurre?. Las razones son de dinamismo cultural y complejas. En Chile, económico. Un paíssin delosjóvenes no quiere hijos; el nacimientos esunpaís — cambioclimáticoyla sin futuro. Incertidumbre económica son factores clave.
Las mujeres priorizan educación y carrera; hay menos embarazos no deseados gracias al acceso Además, aumentan las personas que optan por no formar familias tradicionales. ¿Qué está en juego? Si no actuamos, el país enfrentará unsistema previsional insostenible, presión sobrela salud pública y una pérdida de dinamismo cultural y económico. Un país sin nacimientos es un país sin futuro. Ana María Soto, consejera regional ¿ Qué hacer? Se necesita una estrategia integral: políticas públicassólidas y un cambio cultural que revaloricela familia como motor de desarrollo. La maternidad y paternidad no deben ser una carga, sino una opción viable. El Estado debe garantizar condiciones reales para criar: permisos parentales dignos, acceso a tratamientos de fertilidad, apoyo económico yred de cuidados.
Peroel desafío es multisectorial: empresas con horarios flexibles, universidades investigando soluciones, medios cambianrelato sobre la familia. ¿Qué aprendemos de otros países? Francia lidera en Europa con 1,8 hijos por mujer gracias a subsidios, educación gratuita y una cultura que valora la maternidad. Suecia otorga 480 días de permiso parental compartido y subsidios hasta los 16 años. Alemania apoya con transferencias directas y flexibilidad laboral. Israel muestra que más allá delas políticas, una cultura profamilia puede sostener una natalidad alta (3 hijos por mujer). La lección para Chile. No hay una fórmula única, pero sí patrones comunes: apoyo económico sostenido, corresponsabilidad parental, infraestructura de cuidado y, sobre todo, un cambio de narrativa. Debemos dejar de ver los hijos como un costo privado y comenzar a valorarlos como bien social. Conclusión. La baja natalidad es una crisisreal. Revertirla exige audacia política, pactos laborales modernos y un profundo cambio cultural. No se trata de imponer decisiones, sino de asegurar que quienes deseen formar familia puedan hacerlo sin barreras. Solo así construiremos un país que no se apaga, sino que florece.