Kika Neumann “La costura me ha acompañado en los momentos duros”
Ñ A LS a. e e) : A 4 Kika e Neumann "La costura me ha oo en : los momentos duros" los momentos duros" los momentos duros" Kika Neumann “La costura me ha acompañado en los momentos duros”. HACE CUATRO MESES LA DISEÑADORA TERMINO SU TRATAMIENTO DE RADIOTERAPIAS DESPUES DEQUE LE DIAGNOSTICARAN CÁNCER. DICE QUE ESTE PROCESO CAMBIO SU MANERA DE ENTENDER LA VIDA Y QUE SE REFUGIO EN SU TRABAJO.
AUNQUE DEBE ESPERAR ANOS DE CONTROLES, TRATA DE NO AFERRARSE A PENSAMIENTOS NEGATIVOS O EXTREMADAMENTE POSITIVOS. "ES BUENO QUE SE VISUALICE ESTA ENFERMEDAD SIN USAR UN TONO COMO: "OH, POBRECITA, TIENE CÁNCER". POR Juan Luis Salinas T. FOTOGRAFÍAS: Sergio Alfonso López. n mayo del año pasado, cuando el gris otoñal se hacía espacio en el jardín de su casa taller, Kika Neumann (48) se concentraba en la confección de abrigos. Cortaba piezas de alpaca suri y cashmere, pasaba hasta ocho horas tras la máquina de coser y recibía pedidos de sus clientas. El oficio que abrazó hace más de una década, cuando dejó su trabajo como actriz, fue su refugio mientras meditaba sobre lo que podría ser un ruta incierta y enrevesada.
En abril, un examen de rutina fue la primera señal: la diseñadora debía someterse a una biopsia, que terminó descubriendo un tumor que derivaría en un diagnóstico de cáncer cervicouterino. --De repente se hicieron concretas todas esas posibilidades y aparecieron esos porcentajes en los que no se quiere estar... En ese momento eran una realidad que tenía que entender y asumir. El diagnóstico y los tratamientos que vinieron exigieron que Kika Neumann equilibrara las incertezas y los temores con tranquilidad y firmeza. Así reunió fuerzas para sobrellevar la que ahora califica como una etapa de aprendizaje personal. Un período donde la diseñadora se sometió a dos operaciones, cuatro quimios y seis semanas de radioterapias.
Un trayecto de exámenes y tratamientos desgastantes, mientras ella se las arregló para seguir trabajando, vivir una vida tranquila y conjurar los malos pensamientos. --Fue rudo, sin duda, imposible que no, aunque yo hubiera imaginado que podría ser mucho peor... pero pude seguir trabajando. Nunca hubiera imaginado que me sostuvo mi trabajo, que la clientela me daría la energía para seguir firme. Honestamente, puedo decir que nunca he caído en un pozo profundo. Así he vivido los tratamientos, los diagnóstic: iento que esto me ha cambiado la vida. Kika Neumann habla con tranquilidad. En sus frases no hay dramatismo, pero tampoco desliza algún tono de triunfalismo.
A mediados de enero terminó sus tratamientos y ahora inició una etapa de controles. --Será una etapa de controles bien intensos durante dos años cada tres meses y después por otros tres, cada seis meses --dice cada tres meses y después por otros tres, cada seis meses --dice con naturalidad y agrega: --El heavy es ahora en julio. Ese control puede salir malo. O puede salir bueno... --En el fondo, ¿está viviendo en la incertidumbre? --Claro, en la incertidumbre de mucha gente que tiene o ha tenido cáncer. Porque yo no sé en estos momentos si tengo cáncer. Yo puedo decir que lo más probable es que no tenga, pero eso es una sensación. Es algo que yo espero. --éY cómo toma esa forma de vivir el día a día? --Viviéndola. Trato de no aferrarme a pensamientos negativos o extremadamente positivos. Es un ejercicio diario. La luz de un oscuro mediodía de mayo se cuela por los ventanales del primer piso de la casa de la diseñadora. Ahí están sus diseños. Ahí recibe a sus clientas. Ahora está sentada en un sofá y su perro, "Segundo", duerme a su lado. Atrás se despliegan varios colgadores con abrigos, vestidos y bl de líneas simples y tonos neutros. Otra vez, comenta, se inició la temporada de abrigos. --Hoy corté uno en la mañana y por la noche planeo cortar otros dos. A las cinco de la tarde vendrá una clienta. Después tengo que ir a visitar al sastre con el que trabajo.
Aunque María Angélica Neumann Carranza aprendió a coser a los 12 --le enseñó su madre, quien confeccionaba vestidos a partir de moldes y les hacía ropa a ella y a sus hermanas--, su vocación inicial fue la actuación. Al terminar el colegio se matriculó en Teatro en la Universidad Católica y fue compañera de Blanca Lewin y Javiera Contador, con quien es muy cercana. Al egresar trabajó un buen tiempo como actriz: participó en teleseries como "Oro verde" y "Aquelarre", además de diversos montajes teatrales. --No me arrepiento de haber estudiado Teatro. Si hubiera optado por el diseño de vestuario de chica, me hubiera sido más difícil encontrar mi estilo.
La estética con la que trabajo es más adulta y me hubiera sido mucho más difícil entenderlo a los 18 o los 20 años. --Pero durante diez años trabajó como actriz, ¿por qué decidió cambiar de rumbo? --No tuve la fuerza emocional para sostener los períodos sin trabajo que pasan los actores. Yo tenía una forma de ver las cosas más cercana a la autogestión. Durante mucho tiempo me dediqué a la producción de danza contemporánea, de teatro, de música.
Trabajé harto tiempo en eso en paralelo con la actuación, pero no me gustaba, lo encontraba frío y, de repente, mi pareja de esa época me dijo: "Oye, tú coses súper bien, ¿por qué no pruebas?". Ya, entonces, Kika Neumann había empezado a estudiar costura en el taller que Laura Rivas, una de las costureras fundamentales de la moda nacional, tenía en la Portada de Vitacura. --Yo sabía coser bien cuando llegué donde la Laura y aprendí más con ella, pero creo que lo más importante es que me enseñó a confiar y defender lo que creo que está bien... Tenía una formación como actriz, pero era súper insegura. Me fue bien en la universidad, tenía trabajo, pero me insegurizaba muchísimo. Entonces descubrí que eso no pasaba con la costura. En 2011 presentó su primera colección bajo su etiqueta Kika Neumann y no paró más. --Al principio trabajé como costurera. Hacía a medida, trajes de novia, madrina. Fui de a poquito, con calma y con mucho miedo, hasta que en un minuto la clientela me empezó a pedir. Entendí que les interesaba lo que yo proponía. Eso me convenció de dí que les interesaba lo que yo proponía. Eso me convenció de dí que les interesaba lo que yo proponía. Eso me convenció de dí que les interesaba lo que yo proponía. Eso me convenció de =I Kika Neumann “La costura me ha acompañado en los momentos duros”. hacer una colección, pero la verdad, repito, nunca me interesó ser diseñadora. Es súper raro, porque a mis compañeros de la escuela o de la vida de teatro no les pareció raro que me dedicara al diseño.
En 2018, luego de que su taller en calle Girardi, en el barrio Italia, se consolidara como uno de los lugares en la agenda de las consumidoras de moda de alto nivel, después de participar en desfiles nacionales e internacionales y que sus abrigos y vestidos de novia se convirtieran en una especie de clásicos de la moda de autor local, la diseñadora decidió dar un salto más grande: cambió su taller a Nueva Costanera. El plan era celebrar ahí, en 2021, los diez años de su marca. Pero vino la pandemia y los planes cambiaron totalmente. --Uno piensa que a los diez años se supone que tiene que venir la gran expansión de tu marca. Eso es lo que todos tienden a hacer naturalmente, pero mis diez años coincidieron con la pandemia, una situación que nadie esperaba. No podíamos ir a trabajar al taller.
Aunque me las ingenié para seguir vendiendo, decidí que en vez de una gran expansión pondría el énfasis en el trabajo a detalle. --Dejó de lado la idea de expandirse... --Quise involucrarme y no delegar, porque es lo que pasa.
Cuando quieres crecer tienes que dejar la máquina, tener un equipo grande, pero yo preferí seguir trabajando de forma artesanal, cortando, cosiendo, trabajando con las tres personas con que llevo años y seguir atendiendo persona a persona. Y me siento muy cómoda con eso. Fue así como la diseñadora llegó a la casa-taller que hoy tiene en Vitacura. Había escuchado que otros diseñadores lo hacían y decidió probar. Ahora comenta que la decisión resultó acertada.
Recuperó el contacto más personal que tuvo en la de Girardi, donde las clientas tomaban café en una mesa, comían las manzanas que ella dejaba y hablaban de lo que querían de sus diseños y también comentaban de sus vidas. --Tengo un jardín que hace que el espacio sea más humano y le da a mi trabajo un sentido más cercano y franco. Esto, para mí, es una vida, no simplemente un trabajo donde cierro, y ya. Porque la costura me ha apoyado y me ha acompañado en los momentos duros y me ha permitido ver que me da la luz de la vida, en el fondo.
La diseñadora se levanta a buscar unas tazas de té y retoma el tema: --Optar por algo menos ambicioso, pero al mismo tiempo más exclusivo, me facilitó enfrentar los tratamientos, tomar pausas cortas para recuperarme y no abandonar lo que he construido.
Si no hubiera armado esta modalidad tan a mi medida y hubiera seguido un modo más empresarial, quizás hubiera tenido que dejar todo en manos de otros... Pero, por suerte, tengo un equipo pequeño y comprensivo, una familia que apoya, una pareja y una gran amiga, que recibía a las clientas en la tienda cuando yo no podía y algunas veces iba a entregar cosas. podía y algunas veces iba a entregar cosas. podía y algunas veces iba a entregar cosas. podía y algunas veces iba a entregar cosas. podía y algunas veces iba a entregar cosas. Kika Neumann dice que durante todos sus tratamientos se propuso mantener la normalidad de su vida dentro de lo que fuera posible. Que iría paso a paso, de acuerdo a los exámenes y los tratamientos a los que debería someterse. --Pero asumir el diagnóstico oficial debió ser complicado... --No salí corriendo desesperada a pedir ayuda. Además, no fue como que me dijeran tienes un cáncer de grado 10, yo me fui enterando de a poco cuán intenso era en el camino. --¿ Tuvo miedo? --Miedo sí, no puedo negarlo. Lo que pasa es que no le di espa--Miedo sí, no puedo negarlo.
Lo que pasa es que no le di espa8 ya cio para que me dominara, porque no quería separarme de lo que me hace sentir viva. ¿Cómo voy a dejar lo que me inspira, lo que me da fuerza, lo que me calma? Hacerlo no tendría ningún sentido y me mentalicé diciéndome: "Voy a hacer lo que pueda o lo que me haga sentido, pero voy a parar cuando no pueda". Y así fue pasando en las distintas etapas: en la primera operación en julio, en la segunda operación en septiembre, en las semanas de radioterapia y en las quimioterapi Mientras va relatando el proceso, Kika Neumann se mantiene inalterable.
Incluso esboza una sonrisa que denota un orgullo y una fortaleza reposados. --Para mí, es importante comunicar que no es un esfuerzo, no es como que voy a seguir a pesar de todo... la verdad no ha sido un esfuerzo. Pero debo reconocer que he tenido suerte, porque en este proceso he visto gente súper complicada. Yo tuve malestares, pero no dolores intensos o invalidantes. Los cuerpos son todos distintos. Cuando iba a las quimio, a veces me topaba con personas que había visto antes, entonces podía notar que lo estaban pasando mal en términos de dolor físico. En la sala de espera del Centro de Cáncer de la Católica había madres de niños que estaban en tratamiento y verlas era muy duro.
La diseñadora recuerda que sus sesiones en la época de Navidad fueron especialmente fuertes porque todo estaba decorado con luces y colores, pero le encogía el corazón encontrarse con madres acompañando a niños a los que se les había caído el pelo. --Cuando se te cae el pelo se crea un estigma. Comienzan las miradas compasivas.
A mí no se me cayó el pelo porque tuve un tipo de quimioterapia hecha para apoyar la radioterapia... Es como un detalle, pero la gente piensa. ¿Cómo tiene pelo si tiene cáncer? Creo que eso fue afortunado, porque vas por la vida como normal y anímicamente sirve mucho. --Usted recalca que siguió trabajando. ¿En algún momento sintió que se estaba sobreexigiendo? --No, porque en el fondo yo me sentía y me he sentido bien. Pero debo reconocer que mi segunda operación fue bien fuerte, pero la recuperación debe haber sido alrededor de 15 días. Pero había momentos en que podía agarrar el teléfono y hablar con las personas de mi equipo.
Recuerdo que di instrucciones para unas blusas, pero también hay cosas que dejé de hacer porque no podía. --Eso fue en noviembre, en una época con alta demanda para su marca... --Hubo clientas con las que tuve mucha confianza y les conté cuando me pedían cosas. Buscaban más vestidos de invitadas a matrimonio.
Aposté a que no pasaba nada si no me las iba a poder y podía decirles: "Mira, en el peor de los casos no voy a poder: ¿ Te complicas?". Mucha gente me decía que le complicaba. Y hacíamos un plan B, pero nunca ocupé ese comodín. Al final cumplí con todo.
Además, me di cuenta de que me hacía muy bien cuando venían las clientas, porque me obligaba a arreglarme un poco, a olvidarme, atender y a proyectar, pero proyectar con precaución. --Pero hay otra gente que está en otros rubros y que no puede hacerlo. --Claro, muchos no pueden y otros no quieren porque están mal anímicamente... Pero yo sentí que podía, que tenía el respaldo, y ninguno de mis doctores me dijo que hiciera un reposo absoluto. Al contrario, me dejaron seguir con mi trabajo y que solo me detuviera en la medida en que no lo tolerara... Todos sabemos lo que es sentirse muy mal.
Entonces, no te voy a decir que me siento más mal que Juanito, que Pepito, porque esto no es una competencia de quién se siente mejor o peor... --Hoy se habla más abiertamente sobre el cáncer en los medios, y mujeres cuentan sus experiencias. medios, y mujeres cuentan sus experiencias. medios, y mujeres cuentan sus experiencias. medios, y mujeres cuentan sus experiencias. Kika Neumann “La costura me ha acompañado en los momentos duros”. "Sentí miedo, sí, no puedo negarlo.
Lo que pasa es que no le di espacio para que me dominara, porque no quería separarme de lo que me hace sentir viva". sentir viva". --Me parece que es bueno que se visualice una enfermedad sin usar un tono como: "Oh, pobrecita, tiene cáncer". Cada vez más uno conoce gente con esta enfermedad, que se operaron, se hicieron los tratamientos y siguieron bien, pero no se puede generalizar porque cada experiencia es única y personal. --¿ Qué opina del debate en torno al lenguaje con que se habla del cáncer y de otras enfermedades? --Me incomoda un poco que se utilice un lenguaje como de guerrero. No entiendo eso del combate entre células buenas y células malas, simplemente son células alteradas... Yo te digo: son mis células que están alteradas por una cuestión que se llama cáncer. Se genera el cáncer por un virus, en mi caso, que es el cáncer. Se genera el cáncer por un virus, en mi caso, que es el Papiloma, y que lamentablemente en algunos casos puede llegar a quitar la vida.
La diseñadora media un momento y luego comenta una carta que leyó hace unos días en "El Mercurio". Se refiere a la que escribió Alejandra Méndez, la directora de la Fundación Nuestros Hijos, y que habla del cáncer infantil: "Todos los niños que he visto morir por culpa del cáncer lo dieron todo para sobrevivir, lo mismo hicieron sus familias, pero en sus casos la medicina no funcionó. Eso no los hace "perdedores". --Me gustó lo que dijo. Me pareció precisa. Habla de los niños, pero creo que representa a todas las personas que pasamos por estos procesos. MW 9 Kika Neumann “La costura me ha acompañado en los momentos duros”.