La Soberanía Alimentaria en Magallanes
La Soberanía Alimentaria en Magallanes GABRIEL ZEGERS MÜIIER, DIRECTOR REGIONAL DE INDAP La Soberanía Alimentaria en Magallanes Es cada vez más común en Chile leer y escuchar la palabra palabra seguridad, ligada principalmente a la prevención de delitos o hechos de violencia. La palabra soberanía por su parte, guarda aún cierto cariz preciado en esta región austral austral del continente.
Al oído y por sí solas, ambas invocan una memoria en torno a la defensa y la autoridad sobre algún territorio que, siendo conocido o desconocido, propio propio o ajeno, convoca a un sentido de unidad por el que podría eventualmente valer la pena luchar.
Cabe preguntarse preguntarse ¿ Cuánto tiempo al día destinamos como sociedad a pensar en aquellas dos palabras?, y siendo bien sinceros ¿ Cuánto menos o más las usamos para pensar en el agua que tomamos, la calidad de los alimentos que consumimos, consumimos, o el origen de éstos? La Región de Magallanes, a pesar de su lejanía con los mayores centros de producción y distribución de alimentos, cuenta con un buen sistema de transportes, que permiten un flujo constante capaz de abastecer casi un 80% del consumo regional de frutas y hortalizas y que viajan dos semanas o más para llegar ala frutería. EliSa 20% restante, es producido producido en los 6 meses de primavera-verano de manera local, por las casi mil manos campesinas que trabajan en parcelas parcelas del cordón periurbano de las ciudades. Diríamos que vivimos en una región alimentariamente segura, sino fuera fuera por eventos climáticos o internacionales, que retrasan el ingreso de alimentos algunas veces al año.
Sin embargo, ¿qué incidencia o autoridad tiene la población población magallánica sobre ese 85% que ingresa desde el norte? Desde el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) estamos trabajando arduamente por una seguridad seguridad alimentaria en Magallanes, que sea capaz de transitar hacia una verdadera Soberanía Alimentaria, entendida por el Ministerio de Agricultura como “el resguardo del derecho derecho a la alimentación, a través del fortalecimiento de los patrimonios que conforman la base de nuestro sistema sistema alimentario”. Desde nuestra perspectiva, los caminos hacia la soberanía soberanía alimentaria del territorio deben trazarse sobre los límites naturales del mismo, sobre una base ecológica ecológica de desarrollo del medio rural, capaz de intercambiar a precio justo y no meramente abastecer, al medio urbano.
Siendo el acceso a tierra fértil y fuentes de agua continua, continua, algo muy limitado en esta vasta región, la labor del Estado, sumada a las organizaciones de la sociedad civil civil y las productoras de alimentos, debemos poner hoy el foco en aumentar aún más la eficiencia productiva de los huertos existentes. Un enorme desafío por incrementar la producción de alimentos, en una superficie hortícola que no supera las 50 ha.
Pensamos que si bien, las maneras de lograrlo son tan diversas como agricultores hay, existe un sistema de conocimientos, herramientas y tecnologías bien documentadas documentadas y probadas por agricultoras de distintas regiones del mundo, con el que es posible cosechar más de 10 kg de alimento por cada metro cuadrado cultivado, respetando los límites de la naturaleza, reciclando nutrientes, materia materia orgánica y regenerando nuestros suelos. Hablamos del método biointensivo de producción de alimentos. Una manera manera de hacer agricultura con base agroecológica. El desafío tiene raíces en un sustrato que debe ser común común a todos y todas.
En la ciudad y en el campo, en huertos y patios, nuestra seguridad y soberanía dependerá en el corto y mediano plazo, de cómo se usan los metros cuadrados cuadrados que hoy disponemos, nuestras áreas verdes, cuantos deshechos estamos reciclando tres veces al día y cuándo elegimos comprar alimentos a manos campesinas.. -