Sandy Boquita cambió las barandas de su nueva casa por sus hijas pequeñas
Sandy Boquita cambió las barandas de su nueva casa por sus hijas pequeñas Se mudó a Chicureo a un inmueble de dos pisos con protecciones de vidrio muy bajas Sandy Boquita cambió las barandas de su nueva casa por sus hijas pequeñas Las modificaciones han demorado porque el material se ha roto al intentar ponerlo, y sumado a otras remodelaciones, ya han tardado dos meses. "Estamos estresados diciéndoles a las niñas que no corran, no se acerquen", cuenta. WWiLHem KRAUSE WWiLHem KRAUSE Sandy "Boquita" Staniscia estamos en un momento particularmente agitado. Aunque se excusa de entrar en detalles como los metros cuadrados de su propiedad de dos pisos, admite que atraviesa una situación. La empresaria argentina vendió su propiedad en La Reina -un dúplex penthouse y se mudó junto a sus dos hijas pequeñas (de uno y tres años) y su marido a Chicureo.
Allí no le convencía que el inmueble fuera de dos pisos, con barandas de vidrio muy bajas por temas de seguridad, así E: el movido presente inmobiliario de E: el movido presente inmobiliario de La empresaria asegura que tener ocho maestros en la casa es un tema. La empresaria asegura que tener ocho maestros en la casa es un tema. que está instalando unas de metro y medio. Pero esos arreglos que iban a tomar apenas un par de semanas, ya se empinan por los dos meses. Y el período ha sido acontecido. "Como las barandas eran tan altas, se han partido todos los vidrios varias veces, los hemos tenido que volver a cambiar.
Todo porque soy una madre exagerada, pienso que las niñas podían trepar y las barandas anteriores les quedaban como a la altura de la pancita". Eso, sumado a otros espaEso, sumado a otros espacios que también están en proceso de remodelación. "Cada baranda lleva siete paños (cuadrados) de vidrio, porque es muy grande la casa", detalla Staniscia. Alrededor de su dormitorio hay dos, luego tres en el pasillo y otras en el lado opuesto.
Explica que la instalación fue más compleja porque, al ser de metro y medio, el vidrio debía ir incrustado más profundo para soportar el peso. "Normalmente se hacen de 30 centímetros, pero al ser tan altas se vencían y hubo que reforzarlas.
No es común, pero mis guaguas son muy chiquititas, y esa fue la condición para venirme a vivir acá". También añadieron techos en algunos balcones, uno pensado para su gato indoor y otro para la futura terraza familiar.
En el jardín, una retroexcavadora ayudó a nivelar el terreno, retirar árboAsí luce una de las barandas en remodelación. remodelación. remodelación. remodelación. les y preparar el espacio para la cama elástica de las niñas y un jacuzzi junto a la piscina. "Vamos de a poco, porque todo cuesta plata, pero la idea es que las niñas puedan jugar y disfrutar la casa", acota. Incluso el baño de visitas recibió un rediseño completo.
Junto a su madre instalaron una pequeña jardinera interior con suculentas, cambiaron el lavamanos, las lámparas y hasta la tapa del inodoro, ahora de madera. "Está quedando bonito, pero con mucha paciencia para ir avanzando". Eso sí, en estos casi dos meses, es harta la cantidad de gente que está trabajando en la casa de Staniscia entre vidrieros, electricistas, maestros y el equipo del jardín. "Yo creo que por lo menos hay unas ocho personas por día, fijo, así a] a um Ú durante dos meses. Y todavía tenemos para un ratito", dice con resignación.
Estrés por remodelaciones La empresaria quiere que el cambio sea lo más amable posible para sus hijas, que también se juntó con el cambio de jardín infantil para ambas y vacaciones de invierno, entonces tuvo a sus hijas en el hogar por dos meses, lo que se volvió un desafío: "Las mamás comprenderán que es difícil, porque hay mamás que tienen 15 días y se vuelven locas; imagínate dos meses con dos bebés queriendo tocar la tierra y todo". La instalación de las barandas también trajo momentos de estrés extra. Por días estuvieron sin vidrios mientras se hacían ajustes. "Imagínate, todos estresados, diciéndoles que nocorran, no se acerquen. Esa parte fue bien difícil", reconoce.
La empresaria optó por llevar a sus hijas a espacios pensados para niños, con juegos y actividades, para que avanzaran con los trabajos sin que estuvieran cerca de la remodelación. "Como yo trabajo por mi cuenta, necesitaba tenerlas entretenidas ahí jugando y que no estuvieran ahí", explica. El proceso le ha pasado factura en lo emocional a ella también. "Han sido días un poquito complicados. Terminé volviendo a la sicóloga, que hacía mucho que no iba, porque estaba bastante nerviosa. Uno obviamente se altera con tantos maestros en la casa. Es complicado con los niños ahí.
Por el tema de las barandas estamos los cuatro durmiendo en la misma pieza". a, LUN LUN RUBÉN GARCÍA Suena difícil. "Obviamente, si llora una, despierta la otra y estando todos en la misma cama, los cuatro más el gato, no dormimos mucho. Ayer, cuando se lo contaba a la sicóloga, me angustiaba y lloraba porque parece algo muy simple, pero las mudanzas sí te desregulan el sueño, y el no dormir te va agotando. Bueno, ahora ojalá poder tener pronto a las niñas en su habitación cuando esté todo listo para dormir un poquito mejor. Siempre los cambios les generan ansiedad, pero por suerte les ha gustado el nuevo jardín en el que ya las anoté.
Así que también hemos estado con eso, con las reuniones de apoderados y todo". ¿Qué más la ha complicado a usted con los arreglos en la casa? "Hay una parte que es linda, que uno disfruta la casa, pero la parte de cuando está el proceso de los maestros con el polvo, no.
De hecho, yo creo que los tengo locos a los maestros porque era como: "Por favor, basta de polvo, llévense las cosas", porque las niñas van tocando los materiales, la pintura, el gato pisa y deja huellas. La verdad es que no estoy arrepentida, pero sí quiero que terminen los arreglos porque estoy muy agotada. Es bien difícil hacer remodelaciones, trabajar y tener niñas chicas, sobre todo dos bebés.
El tema del sueño es lo que más me ha afectado; el no poder descansar es muy angustiante porque uno se acuesta para descansar y, al revés, son cerca de quince micro despertares por la noche. Es agotador"..