Autor: ADIDEC
Proyecto colaborativo recupera espacios abandonados para enfrentar las olas de calor
Proyecto colaborativo recupera espacios abandonados para enfrentar las olas de calor Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un llamado de Naciones Unidas a los gobiernos, las empresas y la sociedad civil para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos al año 2030. Una de las metas es aumentar el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e implementan políticas y planes integrados para promover la adaptación al cambio climático. En el Gran Santiago, algunas comunas cuentan con abundantes áreas verdes y buena cobertura vegetal; otras, en cambio, enfrentan una marcada escasez. En estos sectores, las olas de calor y las altas temperaturas se sienten con mayor intensidad durante la temporada estival.
La Organización Mundial de la Salud advierte que “debido al cambio climático, están aumentando la frecuencia, la duración, la intensidad y la magnitud de las olas de calor y del calor excesivo y prolongado”. Esto puede tener consecuencias graves para la salud de las personas, como un mayor riesgo de deshidratación, golpes de calor y, en casos extremos, la muerte. Para enfrentar este escenario surgió Barrios por el Clima, iniciativa que busca construir barrios y comunidades más resilientes frente a los efectos del cambio climático, como el aumento térmico. Su objetivo es transformar espacios abandonados o subutilizados en refugios climáticos.
El proyecto impulsado por Corporación Ciudades y la Fundación Ibáñez Atkinson, en alianza con las fundaciones Mi Parque, Patio Vivo, Reforestemos, Bosko y el Magíster en Arquitectura Sustentable y Energía de la Universidad Católica comenzó a implementarse este año. “Hicimos un estudio para identificar las 10 comunas que han registrado las temperaturas más altas en el Gran Santiago durante la última década. Se trata de Lo Prado, Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, Estación Central, Conchalí, Cerro Navia, Pudahuel, Cerrillos, Renca y Quilicura. También detectamos diferencias de hasta 9 C en una misma hora dentro de la ciudad.
Si bien influyen factores como la altitud o la ventilación, la falta de cobertura vegetal es clave: mientras comunas como Lo Barnechea o Vitacura alcanzan hasta un 70%, otras apenas superan el 5%”, explica Martín Andrade, arquitecto y director ejecutivo de Corporación Ciudades. Con esos datos, y priorizando los sectores con menor cobertura vegetal y alta densidad poblacional, definieron 12 barrios donde concentrar las intervenciones, en espacios como bandejones centrales, plazas y sitios eriazos. “Buscamos implementar soluciones basadas en la naturaleza, que generen espacios resilientes y capaces de mitigar y adaptarse al cambio climático. Para ello, aplicamos estrategias de arborización, privilegiando especies nativas, maximizamos la sombra y promovemos la eficiencia hídrica. También fomentamos la participación ciudadana y la educación ambiental, para que estos espacios sean, además, lugares de aprendizaje sobre el entorno y las posibles respuestas a la crisis climática”, añade. Hasta ahora, han concretado tres intervenciones en la comuna de Cerrillos, que en conjunto abarcan 1.200 m2. Estas incluyen la plantación de árboles y arbustos, la instalación de mobiliario de descanso y otras mejoras del entorno que benefician a cerca de 13 mil habitantes del sector Las Tres Villas. “Estos proyectos están vinculados a un parque lineal que buscamos consolidar en la comuna. Las zonas donde intervenimos eran lugares abandonados y llenos de basura; hoy las estamos recuperando. Hemos recibido muy buena retroalimentación respecto al uso del espacio, además de un mayor sentido de pertenencia y orgullo entre los vecinos”, dice. Según Andrade, la evidencia bibliográfica nacional e internacional indica que este tipo de transformaciones puede reducir entre 7 y 15 C la temperatura en las zonas intervenidas, pero el proyecto realizará sus propias mediciones. “El Magíster en Arquitectura Sustentable y Energía de la U. Católica está realizando mediciones antes y después de las intervenciones, en el marco de un proyecto de investigación de tres años. El objetivo es monitorear el impacto térmico de estas iniciativas”, señala. Sebastián Llanos, magíster en Construcción Sustentable y académico de Ingeniería en Construcción de la U. Andrés Bello quien no tiene relación con esta iniciativa, evalúa el proyecto de forma favorable. “Aborda la adaptación de la ciudad al cambio climático y también incorpora una dimensión de justicia social.
Es clave que las medidas de mitigación y adaptación se implementen con un enfoque equitativo, y este programa lo hace al concentrarse en comunas con alta vulnerabilidad y densidad poblacional”. Si bien el foco actual es seguir desarrollando estos proyectos en el Gran Santiago, la proyección es abordar el fenómeno en distintas regiones. “El cambio climático tiene múltiples efectos, y por eso, si comenzamos a trabajar en otras ciudades, es clave adaptarse a las urgencias específicas de cada territorio.
En Santiago, el énfasis está en el calor, pero en otras zonas los incendios podrían ser una prioridad, por ejemplo”, concluye Andrade.. La iniciativa Barrios por el Clima busca mitigar las temperaturas extremas en comunas con baja cobertura vegetal y alta densidad poblacional, a través de soluciones basadas en la naturaleza, como la arborización. ANNA NADOR LLEVAN TRES INTERVENCIONES EN CERRILLOS: En Cerrillos, se plantó vegetación para mitigar los efectos de las altas temperaturas.