Flor de Chilko
Flor de Chilko Este texto es parte de una serie de catorce publicaciones que ha realizado Diario Austral desde mayo.
Corresponde al último capítulo del libro "Territorio Narrado: Crónicas de la Región de Los Ríos", publicado en febrero de 2025 por el Consejo Regional Los Ríos del Colegio de Periodistas y el Círculo de Periodistas Camilo Henríquez, con financiamiento del Gobierno Regional.
Las ilustraciones son del artista Byron Flores y el diseño editorial, de Niitram Lawen. www. crónicasdelosrios. cl "El sol y la luna te iluminan. .. el agua besa tu estampa, y yo quisiera danzar junto a ti flor sanadora y purificadora de úteros trepidantes". Poema de Faumelisa Febe Manquepillan Calfuleo abiola Oyarce BahamonF des vive en el sector El Boldo de Corral.
Ella dice con mucha convicción que una personano llegaa un lugar ni conoce a otra por casualidad, sino porque "tienequesuceder y porque todo deja una experiencia que cambiará tus pasos". La casa de Fabiola está en un cerro. Para llegar, hay que esquivar perros, ramas y maderas porque están ampliando una habitación. En el interior hay dos grandes espacios: a la izquierda está la cocina, una mesa, varios muebles con abarrotes, utensilios para cocinar, frascos, velas y hierbas colgadas. La pared representa el arteabstracto deuna alquimista. Alotro extremo, hay un gran sofá, una mesaartesanal, un televisor y juguetes dispersos. Una puerta da paso a los dormitorios y el baño. La ventana central es el epicentro de todo. Allí, nace la luz. Seve la bahía y un huracán de pájaros. Hay tantas cosas que mis ojos se distraen. De pronto, irrumpe con su paciente miraday dice: -Megustaría contarte un milagro. Cuéntame, Fabiola. -Mi hijo Lautaro tuvo mal de ojo. No sabíamos qué hacer. Cada día estaba más somnoliento, no comía, estaba con vómitos y en sus ojoshabitabansombras. Pasaban los días y empeoraba. En mi desesperación, busquéa una antigua curandera. Esa tarde, toqué Escrito para esta crónica. su puerta, tantas veces, que dejé mis manos heridas. Desde una ventana, asomó su silueta. Ella sabía quién era, dealguna manera, las mujeres conciertos dones, nos conectamos. La abuela abrió la puerta, miró a mi bebé y dijo "dámelo". Llevó a Lautaro alfondo de una pieza donde tenía su brasero y vapores de hierbas secas. Nosotros nos quedamos afuera, escuchando murmullos y sintiendo el humo que circulaba como una proclamación bondadosa enel aire. Me asomé y vi que ellaleestaba dando una cucharaditadeagua. La bondad ysabiduríade aquella mujer sanóa mihijo. Lautaro salió sonriendo y con unasopaipilla.
Antes de partir, la abuela nosagarró del brazo y, con una mirada turbia, nos pidió atención: "Ustedes van a cortar su hueveo. sisiguen con ese nivel de intel dad decariño y miedo constante, van aterminar matando asu hijo. Son ustedes los quelo están enfermando. Fabiola, túnoeres primeriza. Deja de tratarlo comosi fuera frágil, porque así lo estás haciendo débil dijo la abuela, con su cabello canoso y desordenado. Ella parecía encarnar toda la sabiduría de generaciones pasadas. sadas. Fabiola no tiene apellidos mapuches, pero siente que es portadora dela sangre. =Nollevo apellidos, peroenel fondo todos somos indigenas, o al menosasí mesiento.
No obstante, ella cuenta con la calidad indígena porque l GENTILEZA COLEGIO DE PERIODISTAS LOS Rios 6] 6] GRABADO "FLOR DE CHILKO", DE BYRON FLORES, ACOMPAÑA LA PUBLICACIÓN DE ESTE CAPÍTULO DEL TEXTO. su cónyuge es mapuche. Creció entrelanas, husos, tintes de colores y observando a las ñañas del territorio que preparaban infusiones para sanar los males, por eso, los conocimientos fueron entretejidos en sucorazón. Hoy es reconocida por suemprendimiento Tukun Peuma, donde vende tejidos contintesnaturales, infusiones y cremas para las enfermedades. Mientras coloca algunos frascos en la mesa comenta: Todotiene su receta y dosis. Con la maceración se ve el paso del tiempo. Se extrae el color y las propiedades de la planta, quedando prácticamenteblanca. De pronto, avanza hasta un viejo mueble y toma un ramillete de hierbas. -Estos son sahumerios para la abundanciaquecontienentaurel, salvia, ruda, naranja y romero.
Los dejaenlamesa, junto a una deshidratadora queutiliza para secar limón, naranja, manzana, murta, membrillo y maqui, asegurando que cada uno conserve sus propiedades y sabor. "Todo se ocupa para el buen Fabiola no pierde el tiempo. Sabe que en sus manos es1á el Lawen y es hora de trabajar. ené Huala Huala y MaR ría Cirila Navarro AntiJlancaseconocieron en Chaihuín y vivieronjuntos des de que el mar losempujó" ala orilla. Tuvieron seis hijos. René, Rubén, Marcelina, Marco Eugenio, Ricardo y Erika. Eugenio, Ricardo y Erika. A finales de la década del 1940, la familia Huala Navarro. tenía su hogar en la parte baja de Chaihuín, cerca del río, en una ruka con el típico fogón donde giraba la vida. Su padre era pescador, y se encargaba de proveer la alimentación. La madre, por su parte, se ocupaba delas labores domésticas. El invierno era extenso y frío. No había camino a Corral, solo una huella costera, por tanto, las familias estabanaisladas. A caballo demoraban unas tres horas y en bote a remo unas seis. Por eso, la pesca, el cultivo delatierra, la ganadería yel conocimiento dela naturaleza fueron aprendizajes necesarios para la supervivencia de los primeros asentamientos. los primeros asentamientos. los primeros asentamientos. --Micuerpo está caliente, húmedoymetiritanlos pies. Tengo sed yno puedo levantarme. ¡Mamá, mamá, mamá! --Marcelina, espera un poco. Estoyterminando de prepararelungilento de maqui. Laincómoda sensación de cansancio, la atmósfera enrarecida por los vapores y la tempestuosa espera, aumentaban la ansiedad de Marcelina. Tendrás que levantarte, camiarun rato y luego, depie, teaplicaréel ungilento, dijo su mamá con los párpados y manos húmedas. María Cirila tomó una fuente de alerce tallada porsu esposo y molió un kilo de corteza de maqui hasta obtener una espuma cremosa. La fiebrecubríala piel y los cabellos de Marcelina como unrío torrentoso. Su madrele quitó laropa, cubrió su cuerpo con la espuma y la envolvió en unasábana detelade saco. Espero diezminutos. Después, evaluó su estado y dijo: Vapasó. Concuidado, retiró la sábana, vistió asu hija con ropa seca, le dio un poco de agua y la acostó.
El proceso se repetía si lafiebre regresaba.. Flor de Chilko DIARIO AUSTRAL] Domingo 17 de agosto de 2025 domingo Reportajes ¡ 7 ¡7 (viene de la página anterior) 17 de mayo de 1952nació E María Marcelina Huala Navarro en Chaihuín. La trajo al mundo la partera Natalía Villalonco. Su madre y su abuela Margarita Antillanca Pumanceno aprendieron de ella algunos cuidados y remedios para calmar los dramáticos gemidos dela vida. Marcelina, con apenas diez años, entendió que las enfermedades podían curarsecon la naturaleza. Entonces, aprendióareconocerlas plantas, sus usos y tiempos para la recolección y preparación. Cuando me dolía la guatita, mi mamáhacia una infusión dementa, hierbabuena, arrayán y azúcar quemada recuerda Marcelina. quemada recuerda Marcelina. Hoy vive en el sector El Pastal, cerca de Chaihuín. Su casa está en lo alto, rodeada deárboles, flores en la tierra y en macetas de diferentes tamaños y formas. Dentro de su hogar hay más plantas, lana, tejidos y objetos del pasado, mezclados conel desorden desupresente. Sus manos tienen el color y los caminos dela tierra.
Nerviosa por los vacíos de la memoria buscó un cuaderno donde tenía anotados algunos remedios y empezó a dictar las recetas: -Paralafiebreseusael laurel, romero, limón y miel; para el dolor de estómagoes buena la hoja de arrayán con hierbabuena; para loscálculos hepáticos, limón con bicarbonato y una cucharada de aceltedeolivaconuna paparallada; para relajarse y dormir bien, es buena la melisa. El aloe vera sirve como cicatrizante y para las quemaduras. Por alguna razón cerró el cuaderno y meinvitó a conocer sujardín e invernadero. Camiamos al paso de una puntada. Enlaruta había romero, laurel, menta blanca y negra; hierbabuena, melisa, ajenjo, éter, salvia, hinojo, orégano y manzanilla; y en su invernadero, lechugas, acelgas, zanahorias, ajos y otras verduras. Un mundo para cuidar en un espacio pequeño.
En diversos sectores de la comuna de Corral, es posible visitar algunos huertos medicinales, donde principalmente mujeres, como Marcelina, con conocimientos heredados, preparan sus medicinas para sanara los familiares, vecinos o quien lo requiera. ara el escritor Pedro Cap yuqueo, la naturaleza lo abarca todo: animales, plantas, seres humanos, energías dela tierra, lo tangible y lo intangible. De ahí quela salud, en la cultura y cosmovisión mapuche, se conciba como un concepto integral quetrasciende la esfera personal o individual, para situarse en el equilibrio de todo el entorno y el territorio.
Setrata, según explica, "de una visión holística, en la que la comunidad y lo colectivo desempeñan un papel central". La naturaleza, para el pueblo mapuche, es el Itrofil Mogen, una noción que no se limitaal reino animal o vegetal, sino que engloba toda la vida interconectada.
Eneeste sentido, Cayuqueo señala que, en la medicina mapuche, las enfermedadesse interpretan como desequilibrios y afectaciones que van más allá del planoindividual. "En la visión holística de nuestra medicina existen factores internosyextemos queinteractúanen la enfermedad deuna persona; de allí queunadesus características centrales sea el carácter preventivo, más que curativo, adiferenciadelamedicinawinka", explica. Desde la perspectivade Cayuqueo, el conocimiento se ha transmitido habitualmente a través de formas propias de una cultura oral, comoel piam, el epew, el ngulam, el weupin, entre otros.
Estas expresiones eran el vehículo mediante el cual los agentes delasalud mapuche -machi, lawentuchefe, etcétera se formaban gracias asus pares. "En la actualidad, ese kimun (conocimiento)se difunde pordiversas vías e incluso por distintas plataformas, pero la oralidad siguesiendolaprincipal, másaun tratándose de unsaber que permanecevivoennuestralengua, el mapuzugun", destaca el autor. Cayuqueo indica que una Lawentuchefe ejerce funciones muy distintas las de un/a Machi. "Cumple elrol de sanadora especializada enla preparación de remedios propios de la herbolaria mapuche.
Se diferenciade lao el Machi en que su conocimiento y alcance no son deíndole espiritual ocosmogónica, motivo porel cual suelen asistir a muchos Machis en su trabajo, pero soloen lo referido remedios naturales". En este sentido, la labor de un/a Machi trasciendeel plano de la medicina herbolaria y abarcan otras dimensiones más espirituales de la enfermedad en las personas.
Finalmente destaca que el principal desafío que enfrenta la medicina mapuche en Chile es lograr su validación y reconocimiento como un saber legítimo por parte del sistema formal de salud, un proceso queyaestá avanzando enalgunos centros hospitalarios e in¡ Grabado Flor de Chilko Byron Flores Portada libro ES dela Región de Los Ríos dela Región de Los Ríos cluso en clínicas privadas. "Estereconocimientodeberíaformalizarse oficialmente por el Ministerio de Salud, lo que requiere avances legislativos y constitucionalesquevanmásalládelámbito dela salud. Estas acciones están relacionadas con deudas históricas queel Estado yla democracia chilena mantienen con los pueblosoriginarios, entreellosel mapuche" subraya. uth Chaura Ñanco desR piertatodos los días con elamanecer delas olas. Su casa está emplazada en el sector alto de Huape. Desde allí la tierra, las flores y mar se escurren en su vida como el aire que respira. Su padre Enrique Chaura Troncoso construyó su vida junto a Teolinda del Carmen Ñanco Ñanco.
De ese matrimonio nacieron siete hijos, casi uno tras otro: primero José, seguido de Patricia, Luis, Mireya, Ruth, Héctor y, finalmente, Juan, Dentro del rebaño familiar, aunquetodos los hermanos heredaron losconocimientos, solo Ruth optó por profundizar enllossaberes de las plantas. "Miabuelale transmitió a mimamásusabiduria, y ella, asuvez, 1os y ella, asuvez, 1os y ella, asuvez, 1os enseñoloquesabía.
Conel tiempo, micuriosidad creció tanto porlas plantas y otrosarbustosnativos, llevándome a conocer más sobre sus propiedades y secretos". Alos 12 años, Ruthrealizabalas labores queen esaépoca recaían en las mujeres como cocinar, ordenar; tejer y preocuparse delos cultivos.
Sus padres vivían en una ruka del sector. "Elfogón siempre estaba encendido y nuestras camas se ubicaban a su alrededor, cubiertas con frazadas tejidas por mamá", recuerda con nostalgia. "¿Quiere conocer mi invernadero?", pregunta trenzándoselos dedos. Mientras caminamos me cuenta historias de su infancia. "Cuando mis hermanos tenían dolor de estómago, en un jarro con agua hirviendo echábamos hojasde menta y sacábamosuna brasalacual colocábamos con el azíicar. Luego la dejábamos enel fuego y cuandoardía la brasa con elaziicar seechaba ala taza. Quedaba como una cosa negra, pero servía para dolores estomacales, vómitosy diarrea". Ruth avanza orgullosa por el paisaje que ella misma ha pintado durante su vida. En el sendero hay menta, poleo, melisa, cardo mariano, laurel, matico, boldo y abedul. También hay una planta peculiar a la quellaman "Paracetamol" por sus propiedades analgésicas. sus propiedades analgésicas. -'Cada plantatienesu tiempo.
En verano armo ramilletes de poleo, menta, paico y otras hierbas que se dan en invierno; las mantengo en un lugar seco, evitando la humedad para queno pierdansus propiedades", dice Ruth mientras recoge un poco de menta blanca. Muchas familias visitan a Ruth cuando tienen alguna molestia. Es conocida por sus saberes, incluso ha sido entrevistada para el programa "Sabingo" de Chilevisión. También, cuando llega el tiempode las ferias, ella vende hierbas deshidratadas y plantas. Además, es presidenta dela Comunidad Indígena Ñancolaf. "Lagenteestácadadía buscando la medicina mapuche. Las pastillas pueden hacer bien a una parte del cuerpo, pero le vana hacer dañoalaotra" comentamientras retornamos para ver el mar.
Llegamos al mirador de su casa, un silencio abraza nuestros ojos hasta que Ruth interrumpe diciendo: "Lanaturaleza es sabia y uno debe aprender de ella, Siemprerecuerdaeso". los seisaños Jimena AnA tillanca Antillanca sabía trabajar la tierra, reconocerel Lawen, los tiempos pararecolectarlas plantas, asícomolos elementos con los cualesse preparan las medicinas como el agua, las raíces, hojas y piedras. Todo en sujusta medida para convivir con la naturaleza en su territorio Lafkenche. Con sus pequeñas manos recogía menta, toronjil, melisa, poleo, notro, quintral de maqui y muchas otras especies. Ena costa, recolectaba hierbas quecrecían entrelas rocas, como el ajenjo, la ruda, el diente deleón y la doca. Para ella, fue natural aprender el lenguaje de la naturaleza y establecer una relación de afecto y cuidado mutuo. La sabiduría estaba en to: dasllas mujeres de Huiro. "mi bisabuela y mi abuela eran 'conocedoras del Lawen y además fueron parteras. Ellas nos ensefaron los saberes espirituales de lasplantas ydelrespeto que debía'mostener. Antes de cortar, siempre debíamos pedir permiso y agradecer", dice Jimena mientras avanzamos haciasu invernadero ubicado muy cerca desu casa. Las primeras familias que habitaron Huiro vivían en rukas, con techos de chupón y un fogón en el centro. Este espacio era el corazón del hogar, utilizado para cocinar, protegerse del frío invierno y preparar remedios. -Cada plantatienesu tiempo. Primero se recolecta, luego selimpia, seca y finalmente se prepara conotrashierbas según eltratamiento, explica Jimena. Dependiendo de la dolen: cia, las hierbas se transformabaneninfusiones, emplastos o ungientos.
Además deestas prácticas, el abuelo de Jimena realizaba composturas de huesos. -Si alguien se dislocaba un dedo, la mano oel brazo, mí abuelo lo colocaba de nuevo en su posición y ahíle ponía un emplaste para que después no tuviera dolor, relata Jimena. Según lagravedad, eltratamiento podía durar desde tresdías hasta un mes.
Parala cultura mapuche, es usual entre mujeres ocupar comomedicinael chilco, que proviene dela palabra "chilko" en mapudungún, que significa "el quenace cerca del agua". ¿Sabías que este arbusto se usa para los dolores menstruales? se usa todalla planta en general. Su flor essimilar al aparato reproductor femenino, perose ocupa antes que florezca, esdecir cuandoestáenelcapullito. Todolo que estécerquitadelaflor, ayudaa regularlas menstruaciones -, dice Jimena, entretanto acaricia las hojas de unchilco. Ensuinvernadero, Jimena tiene poleo, artemisa, llantén, ruda, romero, salvia, lavanda y otras hierbas. Explica que el crecimiento de las plantas depende del tipo de energía que haya en el territorio, que puede ser positiva o negativa. -AquienHuiro las condicionesson muy buenas y las plantas crecen bien.
El bosque y la geografía de la zona es un espacio fundamental para los habitantes del borde costero Lafkenche, por la variedad de plantas existentes que les permitieron, entre muchas otras funciones, curar diferentes enfermedades; se puede decir que estas plantas medicinales tenían claramente una connotación sagrada. Por eso en la comunidad de Huiro es común que cada casa tengasu propio rincón de hierbas, ya que estas forman parte de la cultura. Jimena, enfatiza que: Para las mujeres Antillanca, siempre fue natural encontrar unahierbaysaber para quésirve. Enmicaso, escomosi lo llevara dentro, ocomosillo hubiera soñado. Enla medicina mapuche, la salud refleja un equilibrio entre el cuerpo, la naturaleza y la energía del hogar. «Usamos hierbas como la canela, Tanaranja y el romero paraatraer buenas energías. Por ejemplo, lavarse las manos con azúicar es un acto sencillo que protege y da buena energía. También en la comunidad es una tradición realizar sahumerios para atraer prosperidad y abundancia. Jimena cuenta que prefiere centrarse en los rituales positivos para prevenir la acumulación de malas energías. «Siempre es mejor fortalecer lo positivo, dar vuelta, porque todos hablanuna limpieza paralamala energía, pero es todo alrevés.
La transmisión del conocimiento ocurre en los hogares de Huiro o en la ruka Newen Zomo (energía de mujer) donde realizan continuamente "Trawun" o espacios de conversaciones en los cuales se comparte la sabiduría con los jóvenes. Vienes desde un paisajedondeel mar yla tiervatallan tunombre. Para ella, el proceso de enseñanza comienza en casa y se extiende hacia el exterior: --Escomo. cuando una madre enseña acocinar: primero aprendes encasa, pero luego llevas ese conocimiento afuera. En nuestra cultura, la familia siempre es lo primero,.