Autor: POR DANIELA MOHOR W.
“LO IMPORTANTE HOY ES QUE LA JUSTICIA ACTÚE”
“LO IMPORTANTE HOY ES QUE LA JUSTICIA ACTÚE” Su nombre suena cada vez más fuertemente en Colombia como posible candidato para las presidenciales del próximo año, y en las últimas semanas se ha convertido en el blanco de las miradas por su rol en el juicio que llevó a la inédita condena del expresidente Álvaro Uribe por soborno de testigos en actuación penal y fraude procesal.
Senador por el Pacto Histórico, la coalición del Presidente Gustavo Petro, defensor de los derechos de las víctimas de violencia en su país, y figura clave de las negociaciones de paz, la historia de Cepeda refleja las complejidades de las seis décadas de conflicto armado en su país.
Su padre, militante comunista, fue asesinado en 1994, un hecho marcador para este filósofo especializado en derecho internacional humanitario que ha tenido que exiliarse más de una vez debido a amenazas contra su padre o por su trabajo para aclarar los crímenes cometidos durante el conflicto interno armado. La primera vez que tuvo que salir del país fue a los 19 años. Junto a su familia partió a Bulgaria, desde donde regresó criticando el modelo soviético. Actualmente, es parte del equipo negociador del cuestionado plan de “Paz Total” de Petro, un conjunto de políticas públicas que buscan ponerle fin al conflicto a través de negociaciones simultáneas con los distintos grupos armados. Como tal le ha tocado, entre otras cosas, negociar con el Ejército Liberación Nacional (ELN), la guerrilla que surgió junto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los años 60.
Cepeda conoce las complejidades de la violencia que ha azotado a Colombia con más fuerza este año, con ataques del ELN que mataron al menos a 80 personas y desplazaron a más de 50 mil solo en enero, y el reciente asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, del partido de derecha Centro Democrático. El crimen despertó entre muchos colombianos el temor de que regrese la violencia política que marcó al país a fines de los 70 e inicios de los 80. “Estamos ante un hecho muy grave y una oleada de violencia que se intensifica en época electoral.
Pero eso no nos debiera llevar a conclusiones superficiales sobre Colombia, como afirmar que el país está de nuevo en la misma dinámica que se vivió hace un poco más de 30 años cuando estalló la violencia narcotraficante”, advierte desde un inicio el legislador.
“En Colombia se han hecho esfuerzos de paz que han tenido efectos en el tiempo y que hay que valorar y seguir potenciando para poder lograr el cambio que queremos”. parte de la explicación es que estamos ante una emergencia muy significativa de las redes transnacionales del narcotráfico. Eso genera una situación de inseguridad en la política, pero también en la vida social.
En Colombia esto tiene connotaciones especiales porque es un fenómeno de vieja data que ha tenido distintos estadios y momentos mucho más cruentos, pero estamos enfrentando un momento difícil. ()Tenemos algunos territorios donde hay una economía del narcotráfico muy fuerte combinada con la minería del oro, en los que hay una situación grave. Pero en otras regiones el proceso de paz ha tenido efectos benéficos.
Mi llamado es a no meterlo todo en la misma explicación porque el resultado de ese tipo de lógica es que estamos perdidos, que los esfuerzos que se han hecho son vanos y, por lo tanto, que aquí lo único que queda es volver a la guerra.
Miguel Uribe Turbay era un precandidato de derecha. ¿Cree que por su asesinato este sector salga favorecido en las próximas elecciones? Es posible que haya candidatos y sectores que quieran utilizar esto, pero aquí lo importante hoy es que la justicia actúe, que podamos tener claridad plena sobre la autoría de este hecho, que haya garantías electorales para la oposición, y que podamos desarrollar un debate electoral transparente sobre argumentos, no sobre insultos o fórmulas ideológicas anacrónicas. Es decir, no volver a la discusión de la Guerra Fría.
El Presidente Petro ha sido muy cuestionado por su pasado de guerrillero, su plan de paz, e incluso su supuesta adicción a las drogas. ¿Tiene la izquierda alguna chance de ganar las próximas presidenciales? La polémica que ha suscitado nuestro gobierno es directamente proporcional al impacto que han tenido sus políticas en la vida del país.
Este es el gobierno que ha roto con la tradición centenaria en Colombia de tener partidos ligados a la elite política y económica tradicional (en el poder). Se habla de sus desaciertos, pero ¿ por qué no hablar de sus conquistas? El gobierno ha logrado en estos tres años sacar adelante cuatro reformas sociales de la mayor importancia. ()Y es un gobierno de izquierda que tiene unos resultados macroeconómicos excelentes según la OCDE. ()Quienes se benefician son los sectores populares, por supuesto, pero las grandes empresas también. ¿Usted habla del gobierno, pero cómo se hacen cargo de los cuestionamientos a la figura del Presidente Petro? Yo creo que el presidente es un líder político supremamente importante en Colombia y en el mundo. Ha asumido retos y desafíos que ningún otro presidente colombiano se había atrevido a hacer.
Por supuesto, tiene un pasado, viene de una organización armada, pero también ha tejido un proceso de paz con coherencia y consecuencia que le ha permitido gobernar este país, y lo más interesante es que va a poder terminar su período. Eso es absolutamente inusitado, ¿no? Que no haya habido un golpe de Estado y que tenga una tasa de popularidad significativa.
Entonces, sí es una persona que tiene polémicas, críticas, equivocaciones, pero que a pesar de todo eso ha cumplido. ¿Es el asesinato de Miguel Uribe Turbay un golpe a la política de Paz Total del Presidente Petro? Sin duda, y es un golpe al país, no solo al gobierno, porque implica que en una campaña se pueden presentar hechos que generan una situación de inseguridad. Ahora, sin ánimo de minimizar todo lo trágico y terrible que es el asesinato de un precandidato presidencial, las campañas políticas en el continente han tenido episodios similares. En Estados Unidos vimos cómo asesinaron a un congresista y a su esposa. Meses antes habían atentado contra el candidato que es hoy presidente, y ha pasado lo mismo en Brasil y en Ecuador.
Entonces, la pregunta es ¿ qué está pasando en el plano global de nuestro continente? Creo que ¿ Cómo representante de la izquierda colombiana en el poder, si tuviera que hacer un mea culpa, ¿cuál sería? La corrupción, sin duda.
Que un gobierno de izquierda haya tenido episodios de corrupción es un problema muy serio y, si la ciudadanía decide que seamos nuevamente gobierno, debe ser un punto de vigilancia y más que un propósito de enmendar mediante acciones concretas. Ha recibido varios llamados a ser candidato. ¿Tiene aspiraciones presidenciales? Por ahora estoy meditando esa posibilidad, sopesando algunas condiciones que se deben reunir, pero todavía no he tomado la decisión. Un juicio histórico A lo largo de su trayectoria política, Cepeda se ha enfrentado recurrentemente al expresidente Álvaro Uribe. Se encuentran en polos opuestos en todos los ámbitos. El padre de Uribe fue asesinado por las FARC, el de Cepeda por fuerzas del Estado y paramilitares.
Son de sectores políticos distintos y, por años, han sido adversarios en un proceso judicial que volvió a causar revuelo esta semana, con la decisión del Tribunal Superior de Bogotá de dejar a Uribe en libertad mientras gestiona la apelación a su condena a 12 años de prisión domiciliaria. “Nosotros, desde las víctimas en este proceso, siempre hemos respetado y acatado las decisiones judiciales”, dijo el senador desde el Congreso sobre la decisión. “Por supuesto respetamos esta, mas no la compartimos”. Todo empezó en 2012, después de que Iván Cepeda presentara testimonios que vinculaban al expresidente con paramilitares responsables de la muerte de civiles durante el conflicto interno. El expresidente Uribe inició acciones judiciales en contra del actual senador por manipulación de testimonios y fraude.
Sin embargo, tras una investigación de seis años, la Corte Suprema desestimó esas acciones e inició otra en contra de Uribe que culminó en el veredicto en primera instancia del pasado 28 de julio. ¿Qué significó para usted esta condena? Es la demostración de que es posible lograr justicia y verdad a través de un respeto por las instituciones. Es un triunfo de las víctimas y de la justicia.
A pesar de que vendrá una segunda instancia, esta decisión ya tiene un inmenso valor porque han sido jueces, magistrados de muy diversos niveles de la rama jurisdiccional colombiana las y los que han tomado decisiones valientes a pesar de que (Uribe) es una persona que tiene un poder muy significativo en la sociedad colombiana.
Se abre la posibilidad de que la justicia interpele e incluso sancione a políticos que han tenido hasta ahora una especie de inmunidad en la sociedad colombiana; esa es una lección muy importante para una democracia. Algunos consideran que este es un juicio político.
Incluso, que se hizo para promover una eventual candidatura suya a la presidencia ¿ Desde hace 13 años? Claro, hay notas humorísticas y candidatos y candidatas que quieren utilizar este juicio, pero aquí lo que ha ocurrido es un proceso judicial y repito, no es un juez, no es un fiscal, es una multitud de instancias. Así que esa tesis es a todas luces absurda y tiene más bien que ver con intereses electorales. Esto no comenzó siendo yo el acusador, esto comenzó con una denuncia interpuesta por Uribe y estuve seis años como investigado en el proceso. Y es ahora que las cosas han tomado un giro distinto que es un juicio político, pero cuando él instauró la denuncia no lo era. Los búsqueda de la paz Usted ha sido negociador en el proceso de paz. La “Paz Total” generó mucha esperanza e influyó en la elección de Petro, pero ha tenido resultados parciales. ¿En qué falló? En Colombia los esfuerzos de paz son permanentes. Y hay momentos en que se enfrentan a crisis. En esos momentos hay que tener un equilibrio necesario entre la preocupación que nos embarga y la valoración de lo que se ha hecho. La política de paz del gobierno ha tenido aciertos: ha desarrollado un proceso de paz con el ELN, a un punto muy significativo en el que se lograron acuerdos. Hoy se ha suspendido por la violencia que ha desatado el ELN en un territorio del país. Pero se están desarrollando esfuerzos de paz con otros grupos que quedaron del proceso que se hizo en 2016, las llamadas disidencias de las FARC. Y se están realizando esfuerzos por el sometimiento a la justicia de las organizaciones ligadas al narcotráfico. Estos se están haciendo simultáneamente y eso genera una situación a veces un poco compleja y en algunos momentos caótica. Creo que ha faltado priorizar, planificar y desarrollar con mayor énfasis algunos esfuerzos, entre ellos la implementación del acuerdo de paz de 2016. El hecho de llevar esos procesos de paz con distintos grupos de manera simultánea, insiste Cepeda, ha sido uno de los grandes desafíos del proceso. Esa apuesta, que ha generado debate y que algunos consideran utópica, es según él necesaria debido a la presencia de múltiples actores armados en un mismo territorio.
Hay que dejar de lado los “esfuerzos segmentados de paz”, dice, para organizar procesos que “sean viables y eficaces todos”. ¿Cómo se puede lograr eso? Lo primero es que en Colombia hay que llegar a un acuerdo sobre la paz o la guerra.
El mundo político, no solamente el Estado y los grupos armados, debe ponerse de acuerdo, llegar a un consenso sobre si hay que tener seguridad, tener mano de hierro con estos grupos, proteger a los ciudadanos, pero al mismo tiempo adelantar los diálogos.
No hay en la historia de nuestro país la experiencia de que la fórmula de guerra sin cuartel como la que está aplicando el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, por ejemplo, haya tenido un éxito realmente significativo. Aquí se combinan una serie de factores históricos y geográficos que han permitido que coexista una formalidad democrática con un conflicto armado de los más sangrientos no solo del continente, sino que de la humanidad. Tener 60 años de guerra es un saldo supremamente pesado, doloroso, trágico. Entonces hay que entender esa complejidad no solo como un ejercicio taxonómico o teórico, sino como un problema político. “En Estados Unidos asesinaron a un congresista y a su esposa. Ha pasado lo mismo en Brasil y en Ecuador. Entonces, la pregunta es ¿ qué está pasando en el plano global de nuestro continente?”. SANEDRÁCNOSLEN. Su nombre suena como candidato presidencial.
Tras el asesinato del político Miguel Uribe Turbay y la condena del expresidente Álvaro Uribe, el senador oficialista hace un balance del gobierno de Gustavo Petro, habla de su rol en el juicio contra el exmandatario, y analiza los retos del proceso de paz en su país. “Estamos ante una oleada de violencia que se intensifica en época electoral. Pero eso no nos debiera llevar a conclusiones superficiales sobre Colombia”, dice. Iván Cepeda, senador colombiano “En Estados Unidos asesinaron a un congresista y a su esposa. Ha pasado lo mismo en Brasil y en Ecuador. Entonces, la pregunta es ¿ qué está pasando en el plano global de nuestro continente?”. “Que un gobierno de izquierda haya tenido episodios de corrupción es un problema muy serio”.