"Se perdió la esperanza, Chile está deprimido y no ve futuro"
"Se perdió la esperanza, Chile está deprimido y no ve futuro" La presidenta de Cadem Karan Thal.
P sicóloga de profesión, la presidenta de la encuestadora Cadem y de Icare, Karen Thal (57), viene desde el estallido social indagando el estado de ánimo de la sociedad chilena a partir de décadas de experiencia en investigaciones de opinión pública. Cadem realiza todas las semanas estudios cualitativos --a partir de focus group-para determinar cómo se siente la gente. El humor social, cuenta, ha ido cambiando desde el optimismo que había con la apertura de los procesos constituyentes en 2020. Hoy, a las muchas demandas sociales que siguen vigentes, se suman una crisis de seguridad y un contexto económico complejo. "Cuando comenzó el camino constituyente la gente tenía mucha esperanza. Ahí parte todo. La gente lo apoyó y tuvo mucha esperanza de que Chile iba a ser un mejor país después de la crisis. Y bueno, tuvimos un primer proceso fallido, un segundo proceso fallido, los que fueron como unas cachetadas a esa esperanza. Y eso fue doloroso para la gente", explica.
Chile está "deprimido", dice Thal, recalcando que buena parte de la solución depende de la clase política. "El presente es algo triste" --¿ Qué dice la gente en los focus group? --El estado de ánimo actual de la gente, y por eso quería remontarme al pasado, es uno donde se perdió la esperanza. Hoy Chile está deprimido. Está deprimido y no ve futuro. Hace poquito hicimos unos focus group donde fuimos a buscar el "sueño país". Hemos consensuado que a Chile le falta esa mirada futura que nos convoque a todos. Partimos preguntándole a las personas cómo sería Chile transformado en una persona, es una técnica proyectiva simple. Y la verdad es que fue muy triste.
La gente nos decía: "Si Chile fuera una persona sería como de 40 años, desaseada, que no sabe para dónde va, que un día quiere una cosa, otro día otra, que vive con los papás porque no le alcanza para llegar a fin de mes. Que toma antidepresivos porque no ve futuro". Una mirada bien triste de cómo Chile se ve así mismo. --Un país deprimido. --Así, tal cual. Cuando las personas están deprimidas no pueden proyectar el futuro. Cuesta que la gente pueda esbozar un sueño cuando tienen una mirada tan negativa sobre el presente. Todo se ve negro.
Creo que eso tiene que ver con haber perdido la esperanza y con las situaciones actuales que tienen al chileno como metido en la urgencia: la delincuencia, las calles sucias, la falta de áreas verdes, cómo está el centro, con la sensación de una miKaren Thal: "Se perdió la esperanza, Chile está deprimido y no ve futuro" "La gente dice: Si Chile fuera una persona, sería de 40 años, desaseada, que toma antidepresivos", señala la presidenta de Cadem.
F O T OGR AFÍA : CL A UDIO COR TÉ S V Luciano Jiménez. "Se perdió la esperanza, Chile está deprimido y no ve futuro" gración descontrolada, desordenada, la incertidumbre económica, el no respeto por las normas, etc. Estas son las causas. El presente es algo triste, deprimido, que no nos permite soñar y mirar un futuro común. --Se puede concluir que llevamos años deprimidos. --Llevamos por lo menos dos años metidos en esta situación. La gente siente la falta de liderazgo, la falta de una figura que nos vaya a sacar de este lugar.
Y ese es un buen desafío para la política, para las campañas: sacarnos de la urgencia y permitirnos mirar el futuro con más esperanza. --¿ Y el estado anímico era mejor antes? --Cuando tú preguntas eso, la gente te dice que el pasado era mejor. Sin embargo, a la gente le cuesta identificar cuándo era eso. Es como una sensación vaga de que todo tiempo pasado fue mejor. Pero cuando tú tratas de entender en qué minuto se produjo el problema, no queda muy claro cuándo. La gente vuelve muy atrás, a los 70 y 80. Dicen: "A lo mejor éramos un país más pobre, pero quizás éramos más felices". Alguna gente cree que es posestallido y que ahí todo se echó a perder, pero no es muy claro. Sin embargo, tampoco es que la gente quiera volver atrás: pareciera que el pasado fue mejor, no saben cuándo, pero hay que mirar al futuro. Chile no es el mismo y lo que antes fue mejor ya no volverá. Es otro país. --Pareciera ser que narrativamente los candidatos presidenciales no hablan mucho del estado de ánimo de la sociedad. --Es súper importante. Volviendo al sueño país, cuando la gente te dice con qué sueña, es bien bonito porque es algo muy cotidiano, que tiene que ver con la felicidad. La gente sueña con tener su casita, su auto, poder salir a las calles sin miedo a que te maten. Poder pasear con los niños por una plaza, llegar a fin de mes. Poder ir los fines de semana a alguna parte y que les alcance para pagarlo. Y ojalá en enero, febrero, viajar dentro de Chile. Ese es el sueño, eso es ser feliz. Y cuando uno escucha la discusión política no está muy cerca de eso. La conversación en las campañas es muy política, y la gente está metida en los problemas cotidianos de su vida.
La gente está focalizada en lo inmediato, en lo urgente. "Nada de lo que originó el estallido ha cambiado" --¿ Pero esa pérdida de esperanza que produjo el camino constituyente no se debió, entre otras cosas, a una sobrexpectativa? Cambiar una Constitución no resuelve los problemas de la noche a la mañana. --Es cierto. Aunque hubiésemos logrado tener una nueva Constitución, no se hubiesen solucionado las demandas sociales por las cuales la gente estaba protestando, eso sin duda. Pero simbólicamente el hecho de iniciar un proceso y haberlo terminado de manera positiva, habría ayudado al ánimo.
Fallar dos veces algo que nos propusimos hace que el ánimo sea peor. --Lo cierto es que muchas de esas demandas sociales no han cambiado hasta hoy. --Nada de lo que dio origen al estallido social ha cambiado. La salud está peor. En educación no hemos avanzado nada. Las pensiones, sí, ahí tenemos un grado de avance que todavía no llega a la gente. En vivienda tenemos una crisis, la situación económica de la gente no ha mejorado. --¿ Cómo salimos de este escenario? --Es una pregunta muy difícil. Siempre las elecciones son una oportunidad.
Desde la política, lo difícil para las campañas es no quedarse en lo inmediato, que en este caso es la delincuencia y la economía, y ser capaces de delinear un futuro de largo plazo, mostrarnos un camino de esperanza.
Entonces el desafío es, por un lado, responder a las urgencias, que son las prioridades de la gente, pero al mismo tiempo sacarnos de este estado de ánimo deprimido; el liderazgo también consiste en poder mostrarnos un futuro distinto. --Pareciera ser difícil mirar a largo plazo, cuando hay una política confrontacional y cortoplacista. --De eso se trata el liderazgo: los buenos líderes son capaces de responder a lo que te dice la encuesta del día, pero también tienen una mirada que se extiende en el tiempo, convocando a la ciudadanía a seguirte. --¿ Cuáles son los peligros de una sociedad depresiva? ¿ Un nuevo estallido social? --Hoy todo nos indica que, probablemente, el próximo Gobierno será de derecha. Vamos a tener manifestación social, es difícil pensar que no la haya. Ahora, cuesta proyectar el nivel de apoyo que tuvo el estallido social en 2019. Una cosa que ha cambiado es el apoyo a la violencia que hubo en 2019.
Va a haber manifestaciones, pero con menos apoyo y con un mayor respaldo a Carabineros. --¿ Y este estado anímico influye en el surgimiento de liderazgos populistas? --Cuando la política no responde una y otra vez a las necesidades de la gente, es terreno fértil para las miradas más populistas.
Cuando tú le preguntas a la gente a quién les gustaría que se pareciera el próximo Presidente, el que más se nombra es Nayib Bukele de El Salvador. "Estamos polarizados, eso nos hace deprimirnos más" --¿ Cuánto puede influir el estado de ánimo en la próxima presidencial? --Hoy se puede ver en las encuestas. Con el estado de ánimo actual, todo indica que José Antonio Kast ganaría la elección si fuese este domingo.
Pero faltan meses y el escenario puede cambiar. --Pablo Ortúzar decía que si Kast ganaba lo haría con "votos prestados de gente asustada", como lo hizo Gabriel Boric en 2021. ¿Cómo se vincula la depresión de la sociedad chilena con el miedo? --Una parte importante del estado depresivo, de las causas que explican el estado de ánimo actual, tiene que ver con el miedo.
Tiene que ver con la seguridad, el miedo a salir a la calle, el miedo a que me llegue una bala, miedo al futuro, a la situación económica. --En su momento, antes del estallido y la pandemia, las encuestas del Centro de Estudios Públicos (CEP) mostraban que la gente estaba satisfecha con su vida. Siempre se ha dicho que la gente tiende a ver con más pesimismo el panorama general que los aspectos más personales. --Siempre hay una diferencia. En general la gente te dice que el país está mal, pero que "yo estoy un poco mejor". Eso lo vemos en todos los ámbitos. Pero la gente igual le pone un nivel bastante alto a la satisfacción con su vida, y creo que allí hay una trampa. Cuando haces focus group preguntas cómo están y la gente dice "bien". Uno pregunta cómo están en un nivel de uno a siete y te responden seis.
Entonces, en las encuestas parece que la gente está bien, pero pasan cinco minutos del focus group y la gente te dice: "Mira, estoy bien pero en realidad estoy súper mal porque me hicieron un portonazo, estoy sin pega". La gente empieza a explayarse y la verdad es que no está nada bien. Lo que pasa en las encuestas de satisfacción con la vida es que no hay profundización. Lo que surge es una respuesta espontánea. --¿ Hay grupos más deprimidos que otros? --Esto es transversal a hombres, mujeres y edades; eso a mí me llama mucho la atención. Tanto jóvenes como gente de más edad te hablan igual. Jóvenes y gente mayor te dicen que cuando eran chicos las cosas estaban mejor. Algo que también influye en el estado de ánimo son las redes sociales, los algoritmos y la polarización.
Cuando estamos deprimidos y todo lo que vemos en redes sociales confirma nuestro estado de ánimo, eso nos lleva a estar peor y más polarizados. --¿ La depresión causa polarización, o al revés? --Es para los dos lados. Estamos polarizados y eso nos hace deprimirnos más. Y cuando estamos deprimidos, miramos solamente aquello que tiene que ver con nuestro estado y eso nos polariza más. La conversación en las campañas es muy política, y la gente está metida en los problemas cotidianos de su vida.
La gente está focalizada en lo inmediato, en lo urgente". Cuando tú le preguntas a la gente a quién les gustaría que se pareciera el próximo Presidente, el que más se nombra es Nayib Bukele de El Salvador"..