Editorial: El costo real de la informalidad
Editorial: El costo real de la informalidad E I reciente y masivo decomiso de mercancia falsificada en el Mall Paseo Costanera no debe ser leído como un simple operativo contra la piratería, sino como la constatación de una realidad que carcome las bases de la convivencia social y la economía local: la informalidad como la fachada más amable y cotidiana del crimen organizado.
Lo que se desarticulo no fueron 11 emprendimientos individuales surgidos únicamente de la necesidad, sino como las células comerciales de una estructura mayor, cuya logística para abastecer simultáneamente a tantos locales con casi tres mil productos avaluados en más de 24 millones de pesos, delata una jerarquía y una planificación que exceden con creces al vendedor de turno. Resulta un espejismo peligroso creer que la compra de un juguete de imitación es un acto inocuo, un pequeño ahorro en el presupuesto familiar. Cada transacción en estos puestos es, en la práctica, un ladrillo más en el muro de la ilegalidad que asedia a la ciudad. Es un voto de confianza a bandas que, como bien señala la Cámara de Comercio local, lucran con la evasión tributaria, privando a la comuna de recursos vitales para su desarrollo. Es, además, una daga clavada en la espalda del pequeño y mediano comerciante que si cumple con la ley, que paga patentes, que otorga contratos y que garantiza la calidad de lo que vende.
Por ello, si bien se valora la acción coordinada de Carabineros, el Ministerio Público y Aduanas, esta no puede ser una golondrina que haga verano, un golpe de efecto mediático en vísperas del Día del Niño.
La ciudadanía y el comercio establecido exigen una estrategia sostenida y profunda, que no se conforme con incautar la mercancia, sino que persiga el rastro del dinero y desmantele a quienes dirigen la orquesta desde las sombras. Asimismo, cabe interpelar a la administración de los propios centros comerciales. Su responsabilidad no termina al firmar un contrato de arriendo; deben ser un filtro activo contra la ilegalidad que se guarece bajo su techo. La informalidad no es folclor, es el caballo de Troya del crimen organizado. Desatenderla es permitir que sus raíces se profundicen, comprometiendo no solo la economía, sino la seguridad de todo Puerto Montt.. El ahorro del consumidor financia una compleja red de evasión, precariedad y una delincuencia organizada. E Editorial