Familia sobrevive segundo Incendio y lucha para volver a empezar
Familia sobrevive segundo Incendio y lucha para volver a empezar El día después del horror Familia sobrevive segundo Incendio y lucha para volver a empezar En una conversación cercana con Jeannette Ulloa, se conoció un poco más acerca de las diez personas, entre ellas adultos mayores, niños y adolescentes con necesidades especiales que lograron escapar de las llamas y que hoy reciben y agradecen la ayuda para reconstruir su hogar y su vida. Fernando Cumare periodistas@elpinguino.com a madrugada del pasado viernes, la familia Ulloa Ayancán volvió a enfrentar el horror. En cuestión cuestión de minutos, las llamas arrasaron con su vivienda del pasaje Julio Montt dejándolos otra vez sin nada, una tragedia tragedia que revive la pesadilla que vivieron en 2010.
“Es segunda vez que pasamos por esto”, relata Jeannette Ulloa, de 42 años, quien vio cómo el fuego, originado originado en una habitación de la vivienda principal delantera a causa de una ropa secándose cerca de un calefactor, consumió consumió todo a su paso. “Pérdida total, total. O sea, no quedó nada, nada, nada”, lamenta.
En esa casa dormían sin percatarse percatarse de las llamas su madre Liliana, de 72 años, y su hermano hermano Marcelo, mientras que en la vivienda interior aún permanecía despierta Jeannette y descansaban sus hijos Dafne, Pía y Benjamín; además su yerno Sebastián y sus tres nietos de 1,3 y 6 años. El escape fue desesperado desesperado y, en medio del caos, una escena estremeció estremeció aún más la tragedia: la pequeña Mailen, de apenas un año, quedó atrás. “En la desesperación por salir no la encontraban”, recuerda Ulloa. Fue gracias a la luz de los celulares que lograron lograron hallarla sana y salva.
“No tuvimos ni accidentes, quemaduras, nada, solamente solamente el susto”, añade, aunque reconoce que inhaló humo y que su hermano sufrió quemaduras quemaduras leves al huir de su pieza cuando el fuego alcanzaba alcanzaba su cama.
Solidaridad y amistad Hoy, la familia intenta intenta asimilar la pérdida y aferrarse a la esperanza, arropada arropada por una red de apoyo que Jeannette agradece con emoción: “De verdad nos sentimos sentimos bastante apoyados”. Destaca la rápida respuesta respuesta de Carabineros y la llegada de Bomberos, “en seis minutos”, así como la presencia inmediata de una asistente social municipal, sin olvidar el invaluable apoyo de sus vecinos, quienes desde el momento crítico los cobijaron cobijaron y dispusieron la sede de la Junta Vecinal de La Concepción corno refugio temporal y centro de acopio para las donaciones. También han recibido la solidaridad de clubes deportivos, deportivos, el Instituto Don Bosco, el Centro de Rehabilitación que atiende a Pía, amigos que incluso han ofrecido maquinaria para despejar el terreno. “Todo se agradece en estos momentos. Todo, todo se agradece. Aunque vengan con las manos vacías vacías y te digan pucha, lo siento, ¿te podemos ayudar en algo? Todo se agradece”, agradece”, afirma. El rostro de la necesidad Sin embargo, las necesidades necesidades son urgentes y múltiples. Liliana, adulta mayor mayor y madre de Jeannette, es paciente hipertensa y perdió sus medicamentos, audífonos audífonos y prótesis dental. Pía, de 17 años, y su sobrino sobrino Eithan, de 6, ambos con condición de autismo, requieren cuidados especiales, especiales, mientras los más pequeños necesitan ropa, calzado y alimentación básica.
La familia, con humildad pero identificando claramente claramente sus necesidades prioriza la alimentación a modo de colaciones para los más pequeños, pequeños, “yogures, jugos, frutitas, lo importante es que los chiquititos tengan algo”, igualmente cobran importancia importancia los pañales para la pequeña Mailen y piensan incluso en sus mascotas, dos perros que escaparon también también de las llamas. Es por esto que agradeciendo agradeciendo a quienes desean ayudar, señalan que lo mejor mejor es contactar al +56 9 86475268, teléfono de Dafne, y así conocer de primera primera mano su necesidad. Jeannette sueña con reconstruir reconstruir su hogar en el mismo terreno de su madre, pero sabe que el camino será largo y difícil.
Mientras tanto, cada gesto solidario se convierte en Liliana Ayancán, a sus 72 años, muestra resiliencia y coraje para volver a levantarse, un ladrillo de esperanza para esta familia que, tras sobrevivir sobrevivir a la furia del fuego dos veces, se niega a rendirse.. - - -