La otra realidad que dejó el Simce
La otra realidad que dejó el Simce Hace Hace casi un mes se conocieron los resultados de la última prueba Simce en Chile y como suele ocurrir cada vez que asistimos a este tipo de información, lamentablemente, siempre nos quedamos con el título de la noticia, y casi como sucede la mayoría de las veces, poco profundizamos en los detalles. Queda la sensación de que estamos perdiendo la oportunidad de volver a hablar de educación un poco más allá de lo superficial.
Esta era, o tal vez todavía lo es, una buena buena instancia para llevar el debate un poco más allá y ampliar el diálogo sobre los datos y más todavía, sobre cómo visualizamos el futuro de la educación en Chile, y claramente claramente también en Magallanes.
Independiente de que varios actores prefirieron quedarse exclusivamente con las buenas notas obtenidas por ejemplo en matemática, y optaron por pasar de largo convenientemente convenientemente en otros aspectos como lenguaje, la misma comprensión lectora o las brechas socioeconómicas y de género, seguimos al debe en la reflexión más a fondo.
Qué piensan en sus casas las familias, las madres, padres y tutores; qué dicen los propios estudiantes sobre este tipo de mediciones y sus resultados; qué significa para las y los docentes; y qué dicen las y los asistentes de la educación. Seguramente que muy poco sabemos sobre lo que piensan al respecto, porque no hemos hemos tenido la oportunidad, el tiempo o las voluntades para escucharnos. Claramente que, la pandemia del coronavirus dejó muchas secuelas, entre ellas, las que afectaron a los procesos educativos que terminaron por acentuar problemáticas que ya existían. En el presente, si bien es cierto, se pueden observar algunas mejoras, sin embargo, también quedaron de manifiesto muchos desafíos persistentes para nuestro nuestro sistema escolar.
Solo por dar un ejemplo, y aunque no es ninguna novedad, uno de los más relevantes desafíos tiene que ver con las desigualdades en los rendimientos educativos, educativos, de acuerdo con los diferentes grupos socioeconómicos que se aprecian en todo el territorio nacional.
Estas brechas académicas, solo es posible superarlas con políticas educativas más inclusivas (vaya novedad). Pero no solo eso, aquellas deben estar provistas de perspectivas territoriales, es decir, deben considerar las múltiples realidades que se viven en cada región del país. Las condiciones laborales de los docentes, el fortalecimiento de su formación y desarrollo profesional, constituyen también temas que deben ser abordados si pensamos en el futuro de la educación para los nuevos tiempos. Prácticas y aprendizajes pedagógicos innovadores, de acuerdo a las nuevas realidades no pueden quedar en el discurso de las buenas intenciones, debemos debemos trabajar en propuestas concretas que puedan ser materializadas en el breve plazo.
Algo similar ocurre con los currículos y programas educativos, los que deben estar directamente vinculados con una sociedad dinámica, con base tecnológica y enfoques amplios para asegurar un desarrollo integral de los estudiantes y alcanzar alcanzar los grandes cambios que se requieren.
Por supuesto que este espacio no abarca el complejo panorama que corresponde corresponde al sistema educativo, pero si puede ser bien una aproximación, al menos para no perder de vista la necesaria urgencia de avanzar en el diálogo participativo sobre el que puede ser el tema más importante del que podamos hablar. profesor La otra realidad que dejó el Simce Nelson Cártamo Banem. - - - - - -