Autor: CÉSAR SOTTOVIA JARA
El retorno de Tamara Agnic con su paso por BancoEstado y su llegada a Codelco
El retorno de Tamara Agnic con su paso por BancoEstado y su llegada a Codelco Renunció hace un par de días a su sillón en el BancoEstado y ahora está entrando a la mesa de Codelco. Es una compañía que Tamara Agnic dice querer muchísimo, pero admite que el desafío en Codelco es mayor, considerando que es, a su juicio, la empresa más importante de Chile. Cree que la renuncia al banco estatal “era lo correcto, si bien no existe impedimento.
Así también se evita cualquier comentario, sobre todo en época electoral, como: Mira, ella está acá y aquí y allá, la apitutada (... ), está ganando por aquí, ganando por allá, cuando la verdad es que yo esto lo hago por un sentido propósito, no por ganar más o menos lucas”. Y añade: “Para mí, es un tremendo desafío no solamente poder aprender de Codelco, de este gobierno corporativo, que hay que recordar que es un gobierno corporativo que se perfeccionó bastante cuando Chile fue invitado a ser parte de la OCDE. Antes eran los ministros los que estaban sentados ahí y eran todos nombrados a dedo. Hoy día tenemos un gobierno corporativo que ya en su concepción releva la importancia de los equilibrios. Existen cargos que son por concurso, por Alta Dirección Pública. Tienes algunos elegidos precisamente por designación presidencial, como son los representantes de los trabajadores. Todo esto le da una diversidad de mirada que permite manejar mejor los riesgos. Y hoy creo que es importante también poder ir a aprender de eso”, señala, indicando que este cambio en lo profesional lo considera como parte de su evolución. Agnic (61, casada en segundas nupcias, y con un hijo de su primer matrimonio) tiene experiencia vasta en entidades estatales. Partió en 1990, gobierno de Aylwin, con la llegada de la democracia, en la Superintendencia de Isapres, donde estuvo en diferentes cargos. Cuenta que había que estructurar de cero esta institucionalidad, que corresponde a una de las últimas leyes que firmó Augusto Pinochet.
“Esto, para mí, tenía todo un sentido también como de propósito frente a lo nuevo, a la democracia, que estaba partiendo con una institucionalidad (... ). En esa época surgió toda la disquisición de si se iba o no a respetar una ley que fue firmada entre cuatro paredes. Y entonces vino toda esa pugna de decir, bueno, tendremos que apegarnos a la ley, a pesar de que fue firmada por Pinochet. La convicción de ese primer gobierno democrático, de Patricio Aylwin, fue que sí, que había que echarle para adelante.
Y así se hizo y tuve la fortuna de haber sido invitada a formar parte del equipo que armó la superintendencia”. La nueva institucionalidad Ahí conoció al académico Héctor Sánchez, entonces superintendente, de quien aprendió mucho, afirma.
También recuerda a César Oyarzo, María Elena Etcheberry, Alejandro Ferreiro, José Pablo Gómez y Manuel Inostroza, “todos exsuperintendentes que dejaron un sello importante en lo que hoy día es mi vida profesional, servidores públicos impecables”. Enfrentó la difícil labor de gerenciar, como administradora provisional, la isapre Vida Plena, que operaba bajo el malogrado holding de Inverlink, nic, directora de empresas y consultora. SÉDLAVOGIRDOR : NÓICARTSULI cienda estaban para “otros temas”, le tocó hacerse cargo de la coordinación de los asuntos relacionados con lavado y fue representante en Chile ante organismos internacionales sobre la materia. Luego vino el concurso de ADP de la Unidad de Análisis Financiero (UAF), postuló y fue directora por año y medio, hasta fines de 2012. Después vino un paso por el mundo privado: armó una consultora con la que asesoró en estos temas a Nicaragua y Costa Rica. Justo cuando se había ganado unas consultorías para Honduras y El Salvador, la llamó un head hunter que buscaba postulantes a la Superintendencia de Pensiones. Concursó y quedó en el cargo. El impasse con Rincón Es de origen croata. En los 70, su padre, Ozren Agnic, presidía el Banco Concepción en plena Unidad Popular. Luego se fue con su familia al exilio y vivió varios años en Quito, Ecuador, donde conserva muchas amistades. Vivió como una “yugoslava en Quito”, asevera. En Chile, estudió Ingeniería Comercial en la Usach. En 2015, como superintendenta de Pensiones (2014-2016), dio el vamos a la fusión entre AFP Argentum y AFP Cuprum, cuando la estadounidense Principal compró la AFP. Luego vino otra, cuando MetLife adquirió Provida e integró con Acquisition.
La adquisición por esta vía permitía, posteriormente, a la compañía diferir impuestos por unos $80.000 millones, operación que la ministra del Trabajo de la época, Ximena Rincón, cuestionó públicamente, e incluso se constituyó una comisión investigadora en el Congreso. En un ambiente político con polarización en ascenso, Agnic decidió renunciar, pese a que el superintendente que la sucedió, Osvaldo Macías, confirmó, posteriormente, la legalidad de la fusión por absorción. “Yo estoy convencida de que actuamos correctamente. Y así después lo determinaron todas las instancias, porque por más que algunos que tienen pantaen los 2000. No era fácil, pues en el caso se vieron afectados varios personajes políticos y cercanos al gobierno de la época.
Entre ellos, Álvaro García, exministro de Economía; Jorge Kaplán, en su calidad de alcalde de Viña del Mar; y el yerno del expresidente Ricardo Lagos, Gonzalo Rivas, que estuvo a la cabeza de Corfo (entidad desde la cual desaparecieron US$ 100 millones y dio lugar a la “teoría del jarrón” de Lagos). “En esa época pudimos conducir el proceso que finalmente terminó en la liquidación de la isapre, pero fue ordenado. Hubo que reubicar cotizantes.
Día tras día nos cerraban las cuentas; entonces, había que hacer maravillas, ir cambiando las platas de una cuenta corriente a otra para poder darle respuesta a la señora que estaba embarazada, o al que tenía la enfermedad catastrófica, que el prestador lo siguiera atendiendo. Y había que lidiar con muchos sindicatos, porque esta firma era un pegoteo de varias isapres. Fue súper duro y nosotros teníamos, como organismos autónomos, que dar garantías de que todo este proceso iba a ser correcto”, rememora.
Reafirma que ha tenido mucha suerte en la vida, “con jefes y jefas que han sido referentes en ir marcando mi línea o reafirmando mi propósito en la vida”. Recuerda que desde la superintendencia se fue a Hacienda, a la subsecretaría, donde trabajó con las entonces subsecretarias María Eugenia Wagner (período de Lagos) y María Olivia Recart (Michelle Bachelet I). Estuvo cinco años en esa repartición, “y como que se me abrió el mundo, ya que desde el Ministerio de Hacienda se maneja el país.
Eso es así”. En ese ministerio tenía a cargo “también la coordinación de los distintos servicios dependientes del ministerio”. En esa repartición comenzó a involucrarse en el área de prevención del lavado de activos que por ese entonces estaba radicada en el Conace, que luego pasó a ser el Senda. También formó parte del equipo que ideó la Ley de Responsabilidad a las Personas Jurídicas. Cuenta que como los asesores de Halla a veces sigan diciendo no, y que la Contraloría tres veces, por presiones políticas, hizo rehacer el proceso, las tres veces el proceso dio el mismo resultado. Yo ya no estaba y, así y todo, el proceso fue el mismo. El resultado fue que esto se pudo hacer y estaba en regla”, afirma. Y agrega: “Aquí había una ley de la República, y el tema tributario no tenía nada que ver con pensiones, pero de alguna manera se manipuló políticamente para sacar algún rédito.
Este no era el rol de la superintendencia, porque yo creo firmemente en que hacer lo correcto es el camino, que tienen que seguir las personas, las organizaciones (... ). Pero el tema tributario le correspondía a Impuestos Internos, no a nosotros”. Pero en ese momento el tema escaló, la ministra Rincón hizo pública su disconformidad, y como el llamado episodio de las “AFP Fantasmas” ya había adquirido otro tenor, “yo dije, mientras yo siga aquí, los ataques no van a cejar y finalmente se va a terminar haciendo un daño a la institucionalidad que el día de mañana tiene que servirles a todos los chilenos”, indica Agnic. Migró a KPMG y también ingresó a la mesa de la ONG Chile Transparente, entidad en la cual fue vicepresidenta y también presidió.
Tiene amplio conocimiento en materias de gobierno corporativo (su primer directorio fue en Cotrisa, cuando estaba en Hacienda). Sabe poco de fútbol, pero estuvo un año en la mesa de Azul Azul, pues la llamaron desde Sartor. “Yo sé de gobierno corporativo, de integridad, de ética, de transparencia. Y creo que esas fueron las razones por las que me convocaron en su minuto.
Y claro, Azul Azul tenía tremendos desafíos; no solamente rendirle cuentas a la accionista principal, sino que a los otros stakeholders que son súper complejos, como los hinchas, la opinión pública en general, la propia universidad, los exfutbolistas, la barra”, manifiesta. Su corta estadía se debió al “prematuro” ingreso de otra exautoridad a la mesa (Cecilia Pérez, exministra del gobierno de Sebastián Piñera). “Me fui también para buscar la coherencia con lo que yo he sido. Yo estaba en el directorio de Chile Transparente, y desde ahí hemos empujado hace mucho tiempo la necesidad de que las exautoridades públicas se enfríen... ”, indica. En 2017, con sus amigas Susana Sierra y Paula Valenzuela conformaron un grupo de mujeres en compliance, Women in Compliance Chile. “Partimos muy entusiasmadas en apoyarnos entre nosotras. Éramos 25 mujeres y hoy somos casi 800. Eso remarca que yo soy muy pro a ayudarnos entre las mujeres”. Agnic también es socia de la consultora Etcolabora. Ancestros socialistas Agnic cuenta que no tiene filiación política. Su padre fue socialista y secretario de Salvador Allende cuando era senador.
Su madre, agrega, “socialista hasta la médula”. Su abuelo, en tanto, fue el diputado socialista Haroldo Martínez, quien fue secretario provincial de la campaña presidencial de Salvador Allende, jefe de gabinete del Ministerio del Interior e interventor de Gasco en 1972.
Agnic admite que le gusta andar en micro y metro, porque “le permite estar conectada con la realidad”. También se moviliza en su bicicleta eléctrica y tiene una habilidad culinaria distintiva: “Soy buena para preparar asados”. ES EXPERTA EN GOBIERNO CORPORATIVO Y COMPLIANCE:. Tiene un verdadero máster en distintas entidades públicas y ministerios y asegura que renunció al banco estatal para asumir el desafío de integrar la mesa de la empresa más importante del país. “Lo veo como parte de mi evolución”, dice. ES EXPERTA EN GOBIERNO CORPORATIVO Y COMPLIANCE: Tamara Ag-