Columnas de Opinión: El crimen organizado no necesita disparar para vencer: Le basta con comprar.
Columnas de Opinión: El crimen organizado no necesita disparar para vencer: Le basta con comprar. con comprar. instalarse de manera definitiva en nuestras ciudades, en nuescuelas y en nuestra política. PATRICIO MEZA GARCÍA Administrador en Seguridad Pública los hechos y la legislación así disparar para vencer: le basta lo permiten.
Hoy, el pais ofrece una combinación casi perfecta para que el narcotráfico florezca: fronteras extensas y dificiles de controlar, un sistema judicial con penas laxas, infraestructura portuaria y vial moderna que facilita el transporte y exportación de drogas, y una legislación financiera que todavia presenta múltiples vacios para el rastreo efectivo del dinero sucio. No se trata de caer en el populismo penal ni de volvernos un Estado policial, pero sí de entender que estamos frente a una amenaza real y creciente. Las generaciones futuras tendran que vivir en el pais que hoy construimos. Y si no enfrentamos con firmeza esta amenaza, les estaremos legando una nación sometida por el miedo, la impunidad y la corrupción. Pero el problema no se limita a los delitos visibles.
La droga y el dinero del narco no sólo matan en las calles, también lo hacen en las cifras de salud pública, en el futuro de nuestros jóvenes, en la desconfianza creciente hacia las instituciones, y en la corrupción que socava la democracia desde sus cimientos. El narcotráfico no es solo un delito: es un modelo de poder paralelo que compite con el Estado. Chile aún está a tiempo. Pero cada día que pasa sin decisiones firmes, es un dia más que el crimen organizado gana terreno. Y si no hacemos algo hoy, mañana puede ser demasiado tarde discusiones mezquinas, sin una agenda de seguridad nacional seria y moderna. Las reformas tras empresas, en nuestras eslegales llegan tarde, los controles son débiles y los organismos encargados del combate al crimen siguen sin los recursos ni las atribuciones necesarias. Se legisla desde la urgencia mediatica y no desde una estrategia de largo plazo. Chile necesita actuar con decision y sin medias tintas.
Fortalecer la Unidad de Análisis Financiero (UAF), revisar la legislacion penal en torno al narcotráfico, endurecer las penas para delitos asociados al crimen organizado, y sobre todo, dotar de autonomía, recursos y respaldo político a las instituciones que combaten este flagelo. Porque si seguimos actuando como si esto fuera un problema ajeno, el narco terminará por A esto se suma otro factor aún más preocupante: la fragilidad institucional.
Casos como los recientes escándalos por corrupción en Carabineros, la infiltración del narco en municipalidades y el aumento explosivo de homicidios por ajustes de cuentas entre bandas rivales, nos recuerdan que el crimen organizado no necesita inevitablemente surge es: si el narcotráfico logro permear instituciones tan sensibles como la policia, gendarmería o incluso oficinas gubernamentales, ¿por que no habria de hacerlo también en el sector privado? ¿ Dónde están los controles reales para evitar que entidades bancarias, empresas de inversión o incluso sociedades comerciales terminen siendo vehículos para el lavado de activos? ¿ Cuánta droga pasa nuestras fronteras sin ser detectada, y cuántos millones de dolares manchados con sangre ingresan al sistema financiero chileno sin que nadie levante una ceja? ¿ Y qué hace el mundo político ante esto? Mientras los criminales internacionalizan sus operaciones, reclutan a menores, corrompen funcionarios y lavan millones, la politica sigue atrapada en Durante los últimos años, hemos presenciado un fenómeno inquietante que ha pasado de ser un susurro en los pasillos del poder, a ocupar las primeras planas de los principales medios del país: el narcotráfico ya no es un problema lejano, limitado a sectores marginales o fronterizos, sino una amenaza que se ha infiltrado en el corazón del Estado. Lo que hace una década parecia impensable -organizaciones criminales penetrando a instituciones encargadas del orden y la seguridadhoy es una realidad insoslayable. Chile se ha transformado en un paraíso para el crimen. No lo decimos por simple retorica alarmista, sino porque Y la pregunta que. Si el crimen organizado ya ha penetrado a nuestras instituciones públicas, ¿qué garantías existen de que no lo haya hecho también en el mundo privado? Es hora de dejar de mirar hacia el costado.