RANGÚN y la pagoda de Neruda
RANGÚN y la pagoda de Neruda Rusia, Rusia, Siria, Arabia Saudita, Irfin, Myanmar, Yemen, Ucrania, ahora Israel, países con regímenes controvertidos o sometidos sometidos a sanciones o en guerra. A menudo los viajeros nos enfrentamos a críticas mordientes por el solo hecho de visitarlos.
“Estás apoyando a dictadores... ”, “no puedes recorrer al enemigo número uno de Occidente... ”, “tener doble estándar no está bien... ”, “en Afganistán se viokm sistemáticamente sistemáticamente los derechos de las mujeres... ”, mujeres... ”, “no corresponde hacer turismo de guerra.. ”, “la represión en Corea del Norte Norte es brutal”, son algunas de las frases que he escuchado una y otra vez por timbrar ahí mi pasaporte. Joan Torres, viajero catalán que admiro, admiro, dice que Moscú es preciosa, taly como lo era en 2022. Manifiesta él que viajar construye puentes y rompe estereotipos, lo que puede funcionar en ambos sentidos, sentidos, ya que muestra a los locales que no todos los extranjeros son hostiles o sabiondos sabiondos o arrogantes. Es necesario separar separar siempre a las personas de sus gobiernos. gobiernos.
En lugares en guerra, como Siria o Ucrania, la presencia forastera constituye en sí misma una señal de que el mundo exterior no los olvida y, en el mejor de los casos, puede ser vista como un punto de inflexión, un indicador de que el país está mejorando. Nada de eso le importará demasiado demasiado a quien postea desde su teléfono en Instagram, a una rotunda distancia, sin entender de veras a menos que lo experimente experimente con sus propios ojos.
Mi primer viaje a Birmania fue realizado realizado desde Chiang Rai, en Tailandia, a fines de los años noventa Fue un ingreso breve a Tachileilc, estado de Shan, en la frontera norte, conocida como el Triángulo Dorado. Dorado. Un cruce sin risa ni timbres. Aventura en compañía de un hombre alto y flaco que presumía de ser cercano a la policía y de ser capaz, por unos dólares, de reproducir reproducir el trayecto ancestral del opio. Antes de salir, cierto holandés me regaló regaló en el hostal un díptico doble de ocho páginas, fotocopiado y editado por un comité comité tailandés para la democracia en Birmania. Birmania. En latapa iba la foto de unos niños descalzos caminando en el barro.
Sobre la imagen, un texto en negrita que decía: “áVacaciones en Birmania?”. En el interior, interior, una austera descripción del general y dictador Ne Win y de la oposición liderada liderada por Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz. También un mapa con la distribución distribución de todos los campos de trabajo forzado y la relación entre el turismo y esa labor de esclavos. Se mencionaban fundamentalmente obras de caminos, plantas hidroeléctricas, limpieza de fachadas fachadas y líneas de trenes, sin descuento de la que conecta Mandalay con su aeropuerto. aeropuerto. “áQué puede hacer usted?”, rezaba rezaba la última página del documento en blanco y negro. “Escriba añadía aquel díptico una carta a su gobierno y a su ministro de Relaciones Exteriores. Si decide decide visitar el país, señale que su gira se hace para comprender más acerca de las violaciones a los derechos humanos allí cometidas. Si, por el contrario, decide no hacerlo, explique las razones y haga saber su preocupación por las atrocidades que padece la población.
En ambos casos urja a su gobierno a tomar medidas inmediatas inmediatas para que Birmania acate y aplique la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas”. Reconozco que no mandé ninguna carta, carta, pero guardé el díptico que ahora traigo a la memoria De ese viaje atesoro además dos cajetillas de cigarros cerradas, un libro libro con el alfabeto birmano muy parecido parecido al sánscrito de la India, fotos con una parka azul de mi abuelo y los primeros primeros billetes del Union Bank of Burma y otros del Central Bank of Myanmar en mi colección.
Sucede que los militares, en su ánimo de descolonizar el país, cambiaron en 1989 el nombre de Birmania a Myanmary el de su entonces capital Rangún a Yangon Yangon (ahora la capital es Naypyidaw). Varios Varios países occidentales, sin embargo, hasta el día de hoy parecen no darse ni querer darse por enterados de tales modificaciones. modificaciones. A ese viaje inicial, durante mi juventud noventera, lo sucedieron tres más.
En ellos, con la líder Aung San Suu Kyi en libertad libertad y con un país en una condición de mayor apertura externa, más autodeterminación autodeterminación política y un turismo floreciente, floreciente, los europeos caminaban sin contratiempos contratiempos la histórica ciudad portuaria de Rangún, visitaban la roca dorada de Kyaiktiyo y el lago Tule, además de sobrevolar sobrevolar en globo aerostático los más de tres mil templos budistas de Bagan.
No existían los dípticos fotocopiados denunciando violaciones a los derechos humanos y, la verdad, lo único que se cuestionaba era la desidia de la líder ante la persecución de la minoría étnica musulmana musulmana en el oeste del país. Pero ni la Premio Nobel ni los militares reconocían a los rohinyás como ciudadanos birmanos, birmanos, sino más bien como meros inmigrantes inmigrantes ilegales. En el primero de aquellos tres viajes, una tarde calurosa, al abordar un taxi a la salida del museo nacional, conocí a Than Lwin, hombre de estatura media, sesenta años y actitud optimista. Curiosamente hablaba muy bien el inglés, ya que había trabajado por muchos años en barcos mercantes. Nos hicimos amigos y me acompañó en varias travesías. Fue él quien me mostró la bella y cautivante Rangún como nadie más que un local puede hacerlo. Con su apoyo recreamos la ruta de Pablo Pablo Neruda mientras sirvió como cónsul adhonorem. Fuimos a visitar el edificio de la Asociación Cristiana de Jóvenes ubicado ubicado en la angosta y céntrica calle Bogalayzay, Bogalayzay, donde el poeta llegó junto a su amigo de infancia Alvaro Hinojosa en 1927. Subimos Subimos sus escaleras y entrevistamos a los vecinos.
Fuimos también al departamento departamento de la calle Dalhousie 295, donde luego de abandonar a su compañero estuvo los dieciocho meses que duró su peregrinaje birmano hasta que escapó abruptamente a Colombo, en Sri Lanka Dicen que los celos de Josie Bliss lo hicieron arrancar, BUDISTAS.
En soledad y descalzos, unos monjes rodean la gran estupa. salvando su vida de los afilados cuchillos de esa delgada y bellísima mujer nativa de piel oscura, a quien el poeta llamó “pantera “pantera birmana”. Con Than visitamos el puerto, las pagodas, pagodas, los mausoleos, las oficinas del oficial de policía George Orwell cuya famosa novela Días de Birmania se ha transformado transformado en un clásico literario sobre el colonialismo colonialismo británico en Asia, y nos perdimos tardes enteras en el mercado Bogyoke, más conocido como Scott Market, comprando comprando telas tribales, billetes, bowls de plata repujada y cajas lacadas.
Por las noches, con unas copas de destilado destilado en el bar del hotel Strand, leíamos poemas nerudianos: “... una ciudad [Rangún] / de sangre, / sueño y oro. / El río que bajaba / de la selva selva salvaje / a la ciudad caliente, / a las calles calles leprosas / en donde un hotel blanco para blancos / y una pagoda de oro para gente dorada / era cuanto / pasaba / y no pasaba”. Elide febrero de 2021, el golpe militar militar hizo que todo canibiara de modo drástico. Ese día, horas antes de que el nuevo Parlamento se reuniera, las Fuerzas Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno civil, deteniendo al presidente y a la consejera de Estado Aung San Suu Kyi. Miles de arrestos, tres mil muertos, sanciones internacionales internacionales y un gobierno en el exilio vinieron a continuación: las manecillas del reloj regresaban tristemente.
Las poleras, banderas y calendarios con la foto de la líder prácticamente desaparecieron desaparecieron y solo los valientes o locos se atrevieron a mantenerlas colgadas en sus pequeños locales como declaración de memoria y desafío al régimen. una férrea ley marcial responde, intentando intentando disuadirme. Consideras riesgoso incluso visitar Rangún? pregunto directamente. El centro es seguro. Si caminas durante durante el díayvisitas el mercado Bogyoke o las pagodas, no habrá problemas, pero ir a Mandalay es temerario. Moverse de noche tampoco lo recomiendo, ya que existen existen cortes de luz y la energía eléctrica no funciona como antes. Nos vemos entonces en el aeropuerto. aeropuerto. Llegaré el martes en el vuelo PG707 que va desde Bangkok. Después de pasar los controles, cuando salgo por la puerta vidriada me encuentro a un Than que luce más viejo. Junto con los años, la dureza de los acontecimientos y la incertidumbre respecto del futuro le han dejado el pelo blanco y el rostro con arrugas. Vamos a comprar una tarjeta sim para el teléfono; cambiemos algo de dinero y luego me dejas en la pagoda de Shwedagon Shwedagon que tanto extraño. i. No quieres pasar por el hotel para dejar el bolso? pregunta, sabiendo que mi ansiedad es mayor y que no cambiaré de opinión. Son las cinco, va a oscurecer pronto y quiero pasar las cuatro noches que estaré aquí viviendo la puesta de sol en la pagoda. No existe otro lugar en el planeta tan vivo y con tanta energía como este. Además, Además, tengo que aprovechar que ahora probablemente no veré un solo turista Déjame Déjame ahí y tú lleva el bolso al hotel. No entiendo que siempre quieras ir al mismo lugar y perder tu tiempo allí. Deberías hacer otras cosas, partiendo por el tren circular que te recomendé. Prometo hacerlo.
Mañana, después de ir al correo a mandar unas postales, haré esa postergada vuelta en tren, pero ahora Rangún, tal como escribía Neruda hace casi medio siglo, es una ciudad de oro, y sus pagodas doradas son para gente dorada La pagoda de Shwedagon, con su milenaria estupa de cien metros y cubierta cubierta de oro, diamantes y rubíes, es a todas luces el lugar más icónico, sagrado sagrado e histórico de la ciudad. Cualquier adjetivo que pueda usar queda corto.
Reo correrlo por la tarde yajustifica todo viaje a Birmania, en cualquier época o situación situación política A los turistas les aconsejan pasear por este complejo religioso los días de semana, semana, cuando está más despejado. Yo postulo postulo que es más impresionante los sábados y domingos, mientras las familias locales hacen su peregrinación. Vacías, pienso, tanto las pagodas como las catedrales tienen tienen poco atractivo. Igual que en otros sitios budistas, todos deben quitarse los zapatos antes de entrar y realizar las oraciones, en silencio o a viva voz, dando vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj. La mayoría lo hace repitiendo repitiendo el Sutra del Corazón, con un rosario rosario de cuentas en una mano y un paquete paquete de láminas de oro en la otra, para pegar en los muros. Mi primera visita al complejo de más de cuarenta hectáreas la efectué accediendo accediendo por la escalera oeste, donde un ascensor ascensor conecta con la plataforma central. Más tarde, en cada una de mis peregrinaciones peregrinaciones me acostumbré a ingresar siempre por ese lugar. Los humanos somos seres estructurados y repetitivos: solemos sentarnos sentarnos en el mismo puesto de la mesa y dormimos en el mismo lado de la cama.
Hoy, no obstante, decido irme caminando caminando desde el centro hasta el cerro Singuttara Singuttara y subir por las escaleras del acceso acceso sur, que son custodiadas por dos chinthe chinthe de gran tamaño, esas efigies mitad león, león, mitad dragón que, en pareja y mirando a las nueve direcciones, atajan a los intrusos. Birmania profesa el budismo Theravada, el mismo de Laos, Camboya, Tailandia y Sri Lanka, donde estas figuras religiosas son también muy comunes.
Después de llegar al final de la larga escalera, escalera, flanqueada por comerciantes que venden toda clase de suvenires, opto por el recorrido hacia la izquierda, contradiciendo contradiciendo mi norma establecida El ojo tiende tiende a mirar invariablemente en la misma dirección. Una ruta de norte a sur, por idéntico camino, es distinta a una de sur a norte, aun cuando uno vaya sentado en el mismo asiento. Eso es lo que me pasa al ir circulando en el sentido de las manecillas del reloj: comienzo apercibir en la pagoda lugares y objetos desconocidos. Me transformo transformo de nuevo en un forastero y es como si la visitara por primera vez. Me emociono emociono y recuerdo a mi padre.
Pienso en este pueblo que tanto ha sufrido y compruebo que Joan Torres tiene razón: la sola presencia presencia de uno, aquí en tierras dolientes, es para ellos una señal de que el mundo exterior exterior no los olvida. Ojalá sea también un punto de inflexión, que indique que Birmania Birmania puede levantarse y cambiar, aunque aunque en eso para ser francosigo siendo escéptico. Pase lo que pase, tenemos pagoda para rato. La junta militar está emprendiendo una remodelación o mantención mayor de muchas de sus estructuras. Es una forma forma de acercarse a los monjes y a esta población población tan religiosa. En tiempos de incertidumbre, incertidumbre, el resplandor dorado de Shwedagon es todavía un faro y también, como se diría en ciertos dípticos, una herramienta herramienta de legitimación. I PAGODA DE SHWEDAGON, Al atardecer, un buen momento para los fieles que vienen a rezar. CALLE 28. Enf renta al mítico mercado Bogyoke, o Scott Market. RECOSTADO. Una postura no tan común entre las imágenes de Buda.
RANGUN y la pagoda de Neruda Un escritor chileno vuelve por cuarta vez a este país, siempre complejo y noticioso, para seguir los pasos del vate y encaramarse al atardecer en el mejor lugar para dejarse llenar de esa luz dorada única... y olvidar las crfticas de los posteadores de siempre. TEXTO Y FOTOS: Guillermo García, DESDE MYANMAR (BIRMANIA). ENTRADA NORTE. En Shwedagon, los rituales cotidianos se PAUSA. Los monjes locales saben que la quietud también es una realizan entre oro, sombra y mármol caliente, forma de oración. Than, la próxima semana aterrizaré aterrizaré en el aeropuerto de Rangún. Ruecuando Ruecuando Rangún era aún parte del Imperio británico, ciudad de Rangún. suelen reunirse los fieles a rezar. militares mantienen.