Autor: Héctor Soto
“LA CIUDAD ANTERIOR”
“LA CIUDAD ANTERIOR” Treinta y tantos años después, La ciudad anterior permanece como un hito importante de la literatura chilena de las últimas décadas. Se impone ya no solo por el entusiasmo que despertó entre los críticos de entonces, sino también -más importante que esopor las verdades que comporta el tiempo. En concreto, esta novela de Gonzalo Contreras, la primera que publicó, sigue teniendo la misma energía y combustión literaria con que calificó en 1991. Es más: tal vez su triunfo sea doble. Porque, aparte de haber resistido bien, la perspectiva del tiempo permite mirarla mejor y reconocer con exactitud méritos que en su momento se perdieron en la niebla de las simplificaciones. Uno de esos méritos, por ejemplo, es haber ofrecido una mirada muy singular al Chile de los años 80. No es verdad que La ciudad anterior haya sido una novela tan intemporal como muchos creímos inicialmente.
El contexto en el cual este relato se articula -una ciudad chilena pequeña e intercambiable, un protagonista indiferente y apagado, una trama que nunca es muy intrigantepodrá parecer un tanto irrelevante para el tipo de dilemas que estaban en juego durante la dictadura, pero la novela está muy lejos de ser una ficción escapista. Al revés, quien tenga ojos y cabeza para leer -en función del miedo, los bombazos, las huelgas, las sospechas y apagonestendrá que convenir que en estas páginas hay bastante del Chile de entonces. Lo hay al margen de los alcances alegóricos que el relato pudiera eventualmente tener. Hay quienes han visto en ella una metáfora del cuadro político de la época, un veredicto metafórico del Chile neoliberal, una expresión alarmada del triunfo de la subjetividad individualista. Si, aunque nada de eso está muy claro, podría ser. Sin embargo, no es por ese lado que esta novela sigue convenciendo. Como manifiesto o como denuncia, por supuesto que hay novelas que son más explícitas y literales.
Lo que la sostiene a La ciudad anterior es otra cosa, es su construcción verbal, su coherencia interior, su escritura aparentemente tan plana como el mundo que describe, tan exacta como las regularidades pueblerinas de un lugar donde no ocurre nada importante y, al mismo tiempo, de tan profunda lealtad a la temperatura, a la psicología y a la ética de sus principales personajes. Más allá de lo que pudiera tener de espejo social, es verdad que esta ficción sigue manteniendo un halo de irrealidad y lejanía que no es fácil de explicar. Quizás responda al hecho de estar contaminada por un narrador apático y de baja graduación emocional, por así decirlo, que viene saliendo de un matrimonio en ruinas. También puede deberse al clima de frustración que se respira en esta ciudad pueblerina.
Hay un inválido en silla de ruedas; hay una esposa ciertamente frustrada; hay un hijo idiota; hay una chica que ha corrido los límites y que solo desea escapar; hay también un homicidio por asuntos pasionales muy básicos que se salieron de control. Para Gonzalo Contreras la novela es un arduo trabajo de sintonía fina.
Escribir para él es un reto que tiene que ver, mucho antes que con las intenciones o con el testimonio personal, con un sostenido combate por la exactitud del verbo, por el control del adjetivo, por la concisión del texto. Escribir es además ir desentrañando, capa por capa, nervio por nervio, la matriz de pulsiones y sentimientos muchas veces contradictorios que animan a sus personajes. Nada es como se ve desde afuera. Ninguna motivación es tan pura que no arrastre casi siempre contradicciones asociadas a la culpa o al rencor. La ciudad anterior ganó el premio del primer concurso literario de la Revista de Libros de “El Mercurio”. El jurado que la distinguió también fue excepcional: José Donoso, Jorge Edwards y el crítico Ignacio Valente. Cada uno destacó la singularidad que más los interpretó.
Donoso reivindicó la ambientación de la ciudad y de la casa donde se aloja el narrador y sobre todo la economía de medios del relato, la frase fría e inteligente que dice mucho más que cualquier adjetivación.
Edwards, para quien esta novela pertenecía a la literatura fantástica, pero en una variante chilena, llena de sordina, advirtió que transcurría en un escenario intermedio, ambiguo, situado entre las callejuelas de Kafka y los callejones de González Vera. Y Valente se quedó con la calidad de la prosa -parca, ascética, mínima, opaca, esencialy con la capacidad de Contreras para narrar, caracterizar, ver el mundo y, en definitiva, escribir.
La ciudad anterior fue la campanada inicial de lo que más tarde sería la Nueva Narrativa Chilena, un fenómeno editorial y de efervescencia literaria que tuvo escasos precedentes en nuestro medio y tampoco volvió a repetirse después en términos de intensidad y amplitud. Los hechos, las conjeturas, los pleitos y los mitos a que el movimiento dio lugar ya son parte de nuestra historia literaria. Está bien. Son cuentos coloridos, interesantes la mayoría de las veces, apasionados casi siempre, divertidas en algún momento y que años después levantarían mucho polvo.
Sin embargo, pasado el fenómeno y el vendaval, despejada la bruma y la hojarasca, lo que queda es lo único que debiera contar: un puñado de escritores que se defienden por si solos y varios títulos que son indispensables. De ese espacio, justo es reconocerlo, a Gonzalo Contreras y a La ciudad anterior no los saca nadie. Prólogo a la nueva edición de la novela, por Ediciones U. Diego Portales, 2025. Comente en: blogs. elmercurio. com/cultura LA CIUDAD ANTERIOR Gonzalo Contreras Ediciones UDP, 2025,228 páginas, $25.000 NOVELA. LA CIUDAD ANTERIOR Gonzalo Contreras Ediciones UDP, 2025,228 páginas, $25.000 NOVELA