Autor: Carmen Pérez Riquelme Académica de la Escuela de Administración y Negocios Universidad de Concepción
COLUMNAS DE OPINIÓN: Inteligencia artificial en el trabajo académico
COLUMNAS DE OPINIÓN: Inteligencia artificial en el trabajo académico Carmen Pérez Riquelme Académica de la Escuela de Administración y Negocios Universidad de Concepción E l advenimiento y masificación de la Inteligencia Artificial (IA) ha venido a facilitar una multiplicidad de tareas cotidianas, y ha transformado la manera en que se aborda el trabajo académico.
La Comisión Europea ofrece una de las definiciones más claras de este avance tecnológico: se trata de un software, que, habiendo sido creado para un conjunto determinado de objetivos, es capaz de generar resultados en forma de contenido, predicciones, recomendaciones o toma de decisiones. Y es que la IA puede llegar a tener aplicaciones impensadas para mejorar nuestra calidad de vida. Un común denominador sin importar la forma que adopte es su capacidad para procesar el lenguaje humano, una de las creaciones más complejas de nuestra especie. En la vida cotidiana, la conocemos a través de asistentes virtuales, como Siri o Alexa y el popular ChatGPT.
La IA interpreta el lenguaje escrito o hablado y reacciona ante él, siendo capaz de procesarlo a una velocidad tal que el cerebro humano no puede competir, especialmente para realizar tareas de traducción, análisis y producción de textos.
En las universidades, donde una parte del trabajo se centra en la producción de textos -sean estos tesis, informes, manuscritos, ponencias y librosel uso de programas de IA generativa, como el ChatGPT, viene a facilitar la producción literaria, dado que la herramienta está programada para realizar generación de texto con un nivel casi indistinguible del lenguaje natural.
Y es aquí donde surge la paradoja ética relacionada con los límites de su utilización: ¿ hasta qué punto es válido emplear esta herramienta sin incurrir en plagio o comprometer la originalidad que debe caracterizar el trabajo académico? Es decir, el desafío radica en asegurarse, y ser capaz de detectar, que los textos elaborados con el apoyo de la IA reflejen el análisis crítico del propio autor. Ciertos estudios recomiendan que para evitar la sobreutilización o el abuso se debe fomentar la alfabetización de las herramientas de IA generativa combinada con discusiones éticas. Lo cual constituye una realidad ineludible de afrontar porque estas herramientas vinieron a modificar la forma de enseñar y aprender.
Un ejemplo que respalda el argumento anterior, es el uso de los chatbots (que literalmente puede traducirse como "conversación con un robot"), los cuales han probado ser muy eficientes para la enseñanza y la evaluación, ya que ofrecen un contexto personalizado de aprendizaje.
Los chatbots pueden desempeñar múltiples roles en la enseñanza universitaria y ayudar a los estudiantes a mejorar su comprensión de textos mediante preguntas personalizadas, respuestas, y como fuente de información para muchos aspectos de la vida universitaria. Existe inquietud respecto de cómo la IA afectará nuestro estilo de vida y trabajo, pero en cambio, la postura debería ser de expectación sobre cómo esta acelerará nuestro progreso.
Es cierto que algunos trabajos desaparecerán, pero se crearán otros: los antiguos cocheros deben haber visto con pavor la invención de los automóviles, y no por ello podemos decir que estos no vinieron a facilitar nuestra existencia..