COLUMNAS DE OPINIÓN: ¿Marx está de vuelta?
COLUMNAS DE OPINIÓN: ¿ Marx está de vuelta? Felipe Balmaceda Instituto de Políticas Económicas UNAB y Núcleo Milenio LM2C2 ¿ Marx está de vuelta? or décadas, el debate económico Pp sobre el progreso tecnológico se ha centrado en sus beneficios: mayor productividad, menores precios y, eventualmente, más empleos. Sin embargo, evidencia reciente sugiere que la historia es más compleja. Paradójicamente, algunos planteamientos formulados por Karl Marx en el siglo XIX vuelven a adquirir relevancia al analizar el mercado laboral chileno. Marx sostenía que, ante salarios elevados, los empresarios tienden a invertir en maquiaria que reemplaza trabajadores. Esto genera un "ejército industrial de reserva" que, al aumentar la oferta laboral, presiona los salarios a la baja. A la vez, advertía que el capital también incrementa la producción, lo que puede elevar la demanda laboral. En el siglo XX, esta tensión se moderó gracias al crecimiento y la diversificación productiva. Pero hoy las condiciones se asemejan al escenario marxista original: mercados laborales con mayor poder empresarial, salarios estancados y automatización más rápida que las políticas públicas. En la minería, camiones autónomos y perforadoras remotas elevan la productividad, pero desplazan a trabajadores calificados.
A la vez, la digitalización en el comercio y los servicios ha modificado miles de empleos, en un contexto de alta informalidad, escaso dinamismo en el empleo, altos costos de despido, reducción de jornada y aumento del costo salarial. La inflexibilidad laboral y la formación rígida y de baja calidad restringen la adaptación al cambio tecnológico. No obstante, también hay oportunidades. La inteligencia artificial (IA) puede complementar alos trabajadores no solo reemplazarlos --, mejorando productividad e ingresos. Esto requiere políticas activas de formación, actualización e inversión en capital humano. Mejorar la educación técnico-profesional, modernizar el Sence y la flexibilidad laboral son claves. Asimismo, urge que las reformas laborales incorporen los desafíos del trabajo digital y automatizado. La pregunta no es si Chile debe adoptar la lA, sino cómo hacerlo sin profundizar en desigualdades. Marx tenía razón: el conflicto capital-trabajo sigue vigente. Pero hoy contamos con herramientas institucionales, tecnológicas y democráticas para canalizar el cambio hacia una economía más justa y dinámica. Lo que está en juego no es solo el futuro del trabajo, sino el tipo de sociedad que queremos construir. queremos construir..