Editorial: Adiós a la pileta del sin sentido
Editorial: Adiós a la pileta del sin sentido D espués de siete meses de indefinición acerca del futuro de la fallida pileta de la plaza de Armas de Puerto Montt, el municipio que encabeza el actual jefe comunal, Rodrigo Wainraihgt, ha anunciado lo que parecía ser el destino impostergable de una obra que es el símbolo de una errática y polémica gestión del ex alcalde Gervoy Paredes, imputado ahora por actos de corrupción.
La mentada "pileta de aguas danzantes", una estructura rústica e impropia para una ciudad en que la lluvia es compañía habitual, costo poco más de $1.000 millones del erario municipal y apenas después de unos pocos meses en funcionamiento en el año 2019, quedó inutilizada por el vandalismo del estallido social.
Pese a que en la pasada administración hubo continuos y voluntaristas anuncios que garantizaban la reparación y reestreno de un extraño espectáculo acuático a metros del mar (y las más de las veces, claro está) debajo de la lluvia, finalmente tal iniciativa se convirtió en uno de los tantos argumentos esgrimidos por el Tribunal Electoral Regional, el año pasado, a la hora de destituir a Paredes del sillón municipal.
Esa fue la sentencia definitiva de una infraestructura desafortunada para Puerto Montt que nunca sintonizó con el sentir de la ciudadanía (¿ alguien de verdad penso que era buena idea lanzar agua a peatones en una ciudad marcada por la lluvia?), y que ha dejado hasta hoy sobradas dudas sobre su financiamiento y ejecución. Con los antecedentes que había, la alcaldía que asumió en diciembre de 2024 únicamente postergó el veredicto de una pileta ya condenada por la opinión pública.
Lo que se pudo haber hecho a las pocas semanas de asumir la nueva administración se hizo siete meses después; se dirá que faltaban antecedentes técnicos y que el informe de acometer ahora su reparación, otros $1.000 millones, era lo que se requería para la palada final. Pero hay que convenir que la sentencia de la "pileta de aguas danzantes" ya estaba clara para los puertomontinos.
Un hito urbano sin sentido y costoso, que se transformó en simbolo del desastre, sólo puede ser reemplazado ahora por otro hito que de verdad le haga sentido a la ciudad de los hijos del temporal, que dialogue con el vecino Parque Costanera y que proyecte el futuro de una ciudad que pese a inquietantes cifras de desempleo y una economía trabada, es el motor de una zona sur austral llena de potencialidades. La estructura tendrá su anunciado final y ahora es obligación del municipio generar un hito que enorgullezca a Puerto Montt.. E Editorial