COLUMNAS DE OPINIÓN: El socialismo polaco que sobrevive en la comida
COLUMNAS DE OPINIÓN: El socialismo polaco que sobrevive en la comida LE MONDE diplomatique agosto 2025 13 Un paisaje urbano del eurocapitalismo contemporáneo El socialismo polaco que sobrevive en la comida por Owen Hatherley* En En el centro de Varsovia se encuentra encuentra Nowy Swiat, la calle del Nuevo Mundo.
Construida en el siglo XVIII y principios del siglo XIX en estilo neoclásico, y luego luego reconstruida casi idénticamente tras la destrucción de la capital polaca por la Alemania nazi en 1944, representa elcorazón elcorazón palpitante de la Polonia burguesa. burguesa.
Aquí, los ganadores de la “transición” posterior a 1989 se sientan en bares caros, compran a precios desorbitados y pasean por anchas veredas hacia la trampa para turistas en que se ha convertido el Casco Viejo. Apenas llama la atención el Bar Fami Fami lijny, un pequeño establecimiento sin pretensiones situado junto a un café “de estilo francés” llamado Croque Madame, frente al Thai Bali Spa. Una vez cruzada la puerta, el visitante se ve arrojado a una zon atotalmente distinta del intercambiable intercambiable paisaje urbano del eurocapitalismo contemporáneo. El Bar Familijn (“bar familiar”) es un ejemplo típico, aunque inusualmente situado situado en el centro de la ciudad, de lo que en Polonia se conoce como bar mleczny: un bar de leche.
No se trata de los milkbars milkbars que florecieron en Polonia en la segunda segunda posguerra, para alejar a los menores menores del alcohol, Como institución, un bar m?eczny encarna a su manera silenciosa la supervivencia más poderosa del legado, a menudo ridiculizado pero extrañamente perdurable, de la planificación socialista de la alimentación proletaria. Comida decente Lo primero que llama la atención es el niemí, niemí, extraordinariamente económico. Una vez elegido el pedido, se hace la fila en un pequeño mostrador donde se indica lo que se quiere comery se recibe a cambio un pedazo pedazo de papel. A continuación, se pasa a un mostrador más grande, abierto a la cocina, donde un empleado en uniforme, normalmente normalmente de mediana o avanzada edad, deposi deposi m los elementos de su comida.
Uno toma asiento en la sala, disfruta de su comida y luego apoya el plato y los cubiertos en un estante: estante: ¡ al diablo con la servidumbre del camarero! camarero! El sistema tiene sus inconvenientes, inconvenientes, como la falta de baños y la amable exhortación exhortación de la larga fi la de espera a no demorarse. demorarse. Pero, porunvalor equivalente a 5 euros, se obtiene tina comida decente conipuesta conipuesta de una sopa, un plato principal y una porción de torta. antes de volver al trabajo. Aunque el menú del barde leche estándar estándar cambia de manera regular en función de las reservas en el depósito y el estado de ánimo. siempre gira en torno a las especialidades especialidades tradicionales polacas.
Un bortsch (barszcz, en estos lares) o una sopa sopa de harina de centeno fermentado (zareJO; (zareJO; seguido de ravioles (pierogi) con diversos diversos rellenos, acompañados de ensalada ensalada de zanahoria, kasza de trigo sarraceno y/o papas: y luego, una porción de torta. Todo ello regado con un vaso de kompot, una bebida de fruta triturada, Elaborados con productos frescos cultivados en la zona, zona, estos platos deleitan el cuerpo si bien no sorprenden al paladar.
La idea de un restaurante comunalcuyo comunalcuyo servicio servil está proscrito, las propinas propinas son inexistentes y se habla por los codos se remonta a los primeros tiempos tiempos del socialismo, a principios del siglo XIX. Se encuentra en las cooperativas obreras del norte de Inglaterra y en los amplios refectorios utópicos de Charles Charles Fourier, algunos de los cuales fueron construidos en New Lannrk (Escocia) por Robert Owen. En Polonia, se cree que el bar de leche surgió a fines del siglo siglo XIX, cuando la mayor parte del país, incluida Varsovia, fue anexionada a la Rusia zarista.
La idea era disponer de alimentos producidos en las cercanías por agricultores polacos, sin alcohol que perturbara el ánimo de los trabajadores y con poca carne, lo que abarataría la comida comida y la haría más sana. De hecho, casi todos los bares de leche de Polonia abrieron abrieron entre 1945 y 1989, conviniéndose cii el modelo local de los comedores comunales comunales baratos construidos y fomentados por los gobiernos socialistas. Desde el principio, los intelectuales bolcheviques conced ieron la máxima iniportanc iniportanc ia a la comida colectivo.
Tanto Lefin Lefin como pensadores explícitamente feministas feministas como Alexandra Kolontái asignaron asignaron al gobierno surgido de la Revolución Revolución de Octubre de 1917 la tarea de emancipar emancipar a las obreras de la “esclavitud de la cocina” que comenzaba cuando terminabasu terminabasu jornada de trabajo en la fábrica. En los años 20, el propio diseño de las viviendas animaba a veces a sus residentes residentes a comer colectivamente.
En el edificio para empleados de la Oficina del gobierno gobierno soviético de Finanzas (Narkomfin) de Moscú, los departamentos dúplex estaban estaban unidos por una pasarela a un restaurante, restaurante, una biblioteca, una guardería y un gimnasio, con un jardín en la terraza. En el interior, las cocinas cran minúsculas o inexistentes: siempre se podía comer en el restaurante común o, en su defecto, Ilevarse Ilevarse la comida a casa. Para el arquitecto constructivista MoiséiGinzburg, estadisposición MoiséiGinzburg, estadisposición pretendía liberar a los residentes de la esclavitud de los hornos. En la época de Stalin, la cultura alimentaria soviética se jerarquizó.
Los sueños vanguardistas de amplios comedores metódicamente organizados y administrados por trabajadores trabajadores felices y conscientes se desvanecieron desvanecieron en favor de restaurantes de lujo para la namcnkla taro, refectorios de fábrica fábrica para el proletariado y, en el medio, las stolovaya: esta red de cantinas públicas públicas que cubre el país se desarrolló especialmente especialmente durante los años de Kruschev (1953-1964). Los bares de leche polacos rara vez son tan espectaculares como los modelos modelos soviéticos de los años 20. Son parte parte integrante del paisaje urbano polaco: los hay en todas las ciudades, a menudo repletos de gente, defendidos con vehemencia vehemencia por sus usua ríos. Y, como en el caso del Bar Familjny, rodeados de la parafernalia parafernalia del capitalismo conteniporáneo. conteniporáneo.
Esta popularidad intacta no se debe a ninguna superioridad del bar de leche sohre la stolovava: los estereotipos polacos polacos de la cultura alimentaria del socialismo socialismo de Estado eran muy parecidos a los de la Unión Soviética.
Muchas novelas, películas películas y series de televisión de los años soy 90 describen estos establecimientos como un servicio frustrante e incluso maleducado maleducado (cierto: el personal se dedica a atendar a los visitantes más que a miniarlos): que eran incómodos, impersonales y monótonos (una objeción bastante anticuada); anticuada); y que la comida era mala (falso: al menos a juzgar por los menús actuales). Después de 1989, todo el inundo esperaba que desaparecieran: la gente votaría con los pies por McDonalds, mientras la nueva nueva clase dirigente se engulliría en los restaurantes restaurantes de lujo donde el personal finge disfrutar de la compañía de los clientes. No ha sido asi. Bares de leche subsidiados Los bares de leche tienen un estatuto jurídico jurídico especial en Polonia.
Antes de 1989, no eran gestionados por el Estado, sino por cooperativas de consumidores o productores, productores, ya veces por una empresa privada, a condición de que los precios se mantuvieran mantuvieran bajos para que jubilados, estudiantes y trabajadores pobres pudieran seguir com com iendo allí.
Milagrosamente, estas normas siguen en vigor y los bares de leche siguen recibiendo subsidios del Estado polaco, a pesar del entusiasmo por la economía de mercado que comparten los bloqueselectorales bloqueselectorales de centro y extrema derecha. En 2011, el gobierno liberal del primer ministro Donald Donald Tusk se planteó cortar estos subsidios, pero una protesta pública lo obligó a dar marcha atrás. Los nacionalistas-conservadores nacionalistas-conservadores deJaroslaw Kaczynsld y la actual coalición coalición liberal de Tusk han evitado desde entonces entonces este campo minado. El apoyo popular sedebe también asu ubicación: los bares de leche solian abrir cercade los lugares de trabajo. Algunosde los mejores, como el Bar Baínhi no de Varsovia, Varsovia, están situados en distritos de oficinas oficinas donde reciben tina clientela relativamente relativamente acomodada, al igual que jóvenes y jubilados. Al hacerlo, dan tina lección diaria diaria sobre las virtudes del universalismo.
Aunque los más ricos no ponen un pie allí, comer comida local y a buen precio en un comedor subvencionado de la era socialista socialista es una experiencia común que trasciende trasciende las divisiones políticas, sociales y generacionales: una rareza en Polonia.
Sin embargo, como la mayoría de las instituciones del Estado de bienestar en Europa, tanto del este como del oeste, oeste, los bares de leche son una forma residual: residual: los que existen pueden esperar sobrevivir, pero ya no se abren nuevos. Un caso fue noticia hace diez años. En Varsovia, una movilización salvó el Bar Prasowv, amenazado de cierre, antes de que el establecimiento pasara a manos de unaempresa hipster. Los nuevos propietarios propietarios decoraron el local con adornos “comunista-chic” como un letrero rojo de neón, agregaron una sala para niños y, símbolo máximo de lujo, baños.
Las interminables críticas “antihu rguesas”, que acompañaron estos cambios fueron desacertadas, dado que los precios siguieron siguieron estando subvencionados y que, como indicaban el nombre y la ubicación del local (“Bar de la prensa”, en un barrio antes dominado por las oficinas de los diarios), originalmente noera realmente una cantina de mineros. Sin embargo, esta embargo, esta polémica ilustra el temor muy real de que una infraestructura social pueda ser cooptada por la nostalgia kistsch, como en el caso del StolovaYa SYde Moscú. Hoy en día, Prasowy sigue siendo un agradable agradable bar de leche, aunque su clientela sea algo más joven que la media.
Si la historia ha dado a los polacos motivos motivos para desconfiar del socialismo, el bar nileczny demuestra que, de alguna forma, es bien recibido por un notable abanico de personas, desde jubilados católicos con boinas de lana iiiohair hasta veinteañeras veinteañeras feministas interseccionales.
Cuando hacernos fila para degustar un delicioso bortsch y albóndigas recién preparadas, todos somos iguales. iscritor y editor, autor de Wolfring the Streets/ WoI! ?inq tite Projccts. 4duentures fr Social Oemocracy la NYC anO OC Repeater Bcoks. Landres. 2024. una versión ampliada de este texto se publicó en Tribune n. a 26, Londres. primavera de 2025.