Autor: HERNÁN CHEYRE V.
Columnas de Opinión: ¿QUÉ PASA CON EL EMPRENDIMIENTO?
Columnas de Opinión: ¿ QUÉ PASA CON EL EMPRENDIMIENTO? El Reporte Nacional de Emprendimiento (GEM) que el CIES-UDD realiza todos los años, cuya última versión fue publicada hace un par de semanas, trajo noticias que deben motivar una reflexión.
A partir de los datos recolectados en el año 2024, lo que muestra el informe es que el principal motivo para emprender declarado por los encuestados fue la escasez de trabajo, lo cual fue especialmente marcado en el caso de las mujeres (80%). A ello se agrega que los autodeclarados emprendimientos innovadores disminuyeron en forma significativa respecto del período previo, y que la intención de emprender continúa mostrando una tendencia declinante. ¿Por qué esto debe ser motivo de preocupación? Porque la actitud emprendedora constituye un valor por sí misma, ya que da cuenta del deseo de ser agente de cambio en la sociedad y actor protagónico en este proceso; de poder ser arquitecto del propio futuro; de la perseverancia en pos de un objetivo; y de la resiliencia para enfrentar dificultades y volver a levantarse en caso de falla.
Es por ello que el emprendimiento constituye la palanca fundamental para el progreso de los países, y los emprendimientos innovadores en particular juegan un rol clave para mejorar la productividad, y por ende, la competitividad de la economía. La historia económica de Chile tiene sus raíces en el emprendimiento privado, y los mejores períodos en la vida independiente de nuestro país han estado marcados por este sello.
Esto no se puede perder y hay que perseverar en esta línea. ¿Y por qué está ocurriendo el fenómeno descrito? Ante la falta de nuevos puestos de trabajo, el emprendimiento surge como una opción natural, y no hay nada de malo en ello.
Pero en una economía como la chilena, con niveles de PIB per cápita cercanos a los US$ 30 mil, no es el emprendimiento por necesidad el que nos va a permitir mejorar la productividad y dar un nuevo salto.
Es por ello que urge continuar removiendo obstáculos para emprender, y en lo fundamental, nivelando la cancha para que nuevos emprendedores puedan “desafiar” a los actores tradicionales en las distintas industrias, aumentando así la competencia que es vital para que pueda desarrollarse el proceso de “destrucción creativa”, motor fundamental del crecimiento de los países. Todo esto, por cierto, en un entorno que motive el emprendimiento innovador, con reglas claras, impuestos razonables y una carga regulatoria que no asfixie el emprendimiento.
Pero hay también un mensaje para los emprendedores: sin perjuicio de las ayudas estatales que puedan recibir durante el desarrollo de sus proyectos que, en rigor, deberían transformarse en créditos contingentes, hay que buscar modelos de negocio que sean autosustentables por sí mismos, y no estirar el elástico con premios y apoyos transitorios que no les van a permitir la subsistencia, ni tampoco colocar todo el foco en levantar capital sin preocuparse de ir sentando las bases que permitan una operación eficiente de sus unidades de negocio. Lamentablemente, estamos viendo no pocos casos en que se ha fallado en esto, y donde el éxito inicial se ha venido evaporando.. Análisis