Editorial: Políticas de Estado para el agro de Ñuble
Editorial: Políticas de Estado para el agro de Ñuble Si se trata de hacer una lista de los desafíos que enfrenta la agricultura en Ñuble, no es difícil identificar los principales hitos o procesos que debieran marcar la agenda del sector durante la próxima décadas.
Cabe destacar que tales desafíos son ampliamente compartidos por los todos actores locales que entienden el impacto que tienen para esta actividad, llamada a ser el gran motor del desarrollo mayor equidad territorial en Ñuble. de la región. Lo primero que llama la atención es la gran cantidad de temas pendientes que deberán seguir discutiéndose y analizándose en los próximos gobiernos, independiente de su signo político.
La aguda escasez hídrica, la disminución de superficie en desmedro de otras actividades, los proyectos de embalses -que avanzaron mucho más de lo esperado en este gobierno, pero igual pasarán a futuras administraciones (al menos dos) para su concreción final.
También hay que agregar el difícil escenario de precios para los productores de rubros tradicionales, la pérdida de masa ganadera, los nuevos desafíos en materia de inocuidad y mejoramiento genético para la industria frutícola exportadora, las inversiones en infraestructura para la agroindustria, así como las oportunidades que representa la mayor demanda por alimentos saludables y sustentables ambiental y socialmente, asoman como los más relevantes.
A esto se deben sumar ciertos temas que son materia de preocupación por parte de los productores, como la falta de mano de obra, el desinterés de las autoridades por iniciar un debate legal sobre la introducción de cultivos transgénicos, la alta informalidad en la agricultura familiar campesina y la baja inversión en investigación e innovación.
No obstante, también hay motivos para tener una mirada optimista respecto del futuro, tanto porque se ha ido instalando una positiva conciencia sobre la configuración de una región agroalimentaria, a partir de la colaboración entre los sectores público, privado y la academia, como también por lo que se observa en la práctica, donde merecen destacarse proyectos de universidades y centros de estudios que apuntan a la agregación de valor y el surgimiento de numerosos emprendimientos en el segmento de los agroprocesados, que a punta de esfuerzo han logrado avanzar en la cadena de comercialización, uno de los desafíos más urgentes para los micro y pequeños empresarios agrícolas. En línea con lo anterior, también debemos valorar el creciente interés por la asociatividad, donde las experiencias de cooperativas marcan un interesante rumbo.
Considerando que el inventario es demasiado extenso para resolverlo en un periodo de gobierno (4 años), lo razonable sería priorizar y abordar las diversas temáticas con un enfoque sistémico, y no de forma fraccionada y dispersa, como ha ocurrido en el pasado.
Apostar por el sector agroalimentario puede ser una gran elección, siempre y cuando tengamos una mirada estratégica para su desarrollo y ésta sea impermeable e independiente de los ciclos electorales, pues su éxito dependerá en mucho de la continuidad, liderazgo y de un esfuerzo sistemático y constante en el tiempo. Solo así se podrá darle valor a toda la cadena de producción asociada a la agricultura y de paso, promover una mayor equidad territorial en Ñuble.
EDITORIAL Apostar por el sector agroalimentario puede ser una gran elección, siempre y cuando exista una visión que sea impermeable e independiente de los ciclos electorales, pues su éxito dependerá en mucho de la continuidad, liderazgos inteligentes y de un esfuerzo sistemático y constante en el tiempo. En un año de elecciones y mucha demagogia discursiva, conviene tener presente que solo así se podrá darle valor a toda la cadena de producción asociada a la agricultura y de paso, promover una EDITORIAL.