Autor: RICARDO SOLARI
Columnas de Opinión: Boeninger y el buen gobierno
Columnas de Opinión: Boeninger y el buen gobierno NÓ I N I P O La Universidad de Chile, de la cual fue rector, le ha organizado un homenaje. Cuán merecido y necesario. Boeninger es un prócer moderno. Un hombre que marcó con su acción y sus enseñanzas lo mejor de Chile en el siglo XXI. Él fue clave en el plan que derrotó a la dictadura usando las leyes de Pinochet creadas para su infinita perpetuación. Pero la contribución principal de Boeninger a la nación chilena es haber diseñado un conjunto de reglas destinadas a proveer al país de un buen gobierno. Normas de gobernabilidad que no ignoran, sino que asumen la dinámica conflictiva de la sociedad. Boeninger promovía lo que llamaba “la igual libertad”. Implicaba comprender que el progreso económico solo sirve si liquida la pobreza y otorga igualdad de oportunidades. Su hipótesis era que la democracia únicamente es posible si garantiza la cohesión social. La tesis de Edgardo no era de un igualitarismo ramplón.
Su obsesión era que tu origen de cuna no marcara tu destino, que el sistema escolar, la creación de un ambiente general de valores y políticas públicas hicieran posible una sociedad donde el mérito fuese la costumbre. Un espacio relevante de su tarea se hizo bajo el patrocinio de Patricio Aylwin, cuando Edgardo asumió como ministro Secretario General de la Presidencia.
Tuve el privilegio de acompañarlo como subsecretario en ese desafío y fui testigo privilegiado de cómo esa mente lúcida, mezcla perfecta de ingeniero sofisticado y humanista de alto vuelo, definió las difíciles coordenadas de la época: combinar crecimiento con justicia social, y pragmatismo con profundización democrática. Boeninger fue un tremendo inspirador para muchos jóvenes. Su programa no escrito era crear una tradición perdurable en los asuntos públicos. No quería ver reproducido el escenario de fracaso permanente.
Era el duro aprendizaje de su época como director de Presupuesto de Frei Montalva, conocedor de las crisis fiscales perpetuas del siglo pasado y de cómo eso transformó tristemente a Chile en un caso de desarrollo frustrado, como diría su amigo, el economista Aníbal Pinto. Él promovía tres premisas básicas entre sus colaboradores: 1.
Las políticas p ú b l i c a s d e e x c e l e n c i a son aquellas que se origin a n e n u n diagnóstico profundo de los problemas a resolver y que toman en cuenta todas las restricciones a que se van a enfrentar (financieras, culturales, institucionales). 2. Es inaceptable llevar adelante políticas públicas que no sean evaluables y sustentables en el tiempo. 3.
Es importante c o n s t r u i r acuerdos no s o l o p a r a viabilizar las iniciativas, sino tamb i é n p a r a t r a n s f o r marlas en políticas de Estado perdurables y transformadoras. Su ética era el rigor, la autoexigencia y el trabajo bien hecho. Y, a partir de allí, disfrutar la alegría de vivir y de protagonizar sin culpa una existencia integral. Boeninger era un lector voraz, bailarín talentoso, gran jugador de ping pong, viajero entusiasta que cultivaba intensamente la amistad. Necesitamos recuperar las enseñanzas de Boeninger para el Chile actual.
Cuando algunos dirigentes políticos banalizan la importancia de los equilibrios fiscales, cuando otros quieren desmontar acuerdos previsionales que costó décadas construir y articulan sus programas con soluciones mágicas, las reglas del bueno gobierno de Edgardo Boeninger muestran toda su vigencia.
Ha que amar el servicio público como él lo hizo y ser implacable con la frivolidad y el populismo, venga de donde venga. n Se cumplen 100 años del nacimiento de Edgardo Boeninger Kausel, intelectual, político, gran estratega de la democracia.. LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE EXCELENCIA SON AQUELLAS QUE SE ORIGINAN EN UN DIAGNÓSTICO PROFUNDO DE LOS PROBLEMAS.