Autor: —¿Siguen volando juntos?
“El parapente me conecta con fluir”
“El parapente me conecta con fluir” Desde los 16 años, la rutina de Rodrigo Sánchez ha estado marcada por el deporte, explorando disciplinas co mo las artes marciales, trekking, montañismo, buceo, caza submarina y paracaidismo, entre otras. Hijo de piloto de transporte de línea aérea, siguió la misma ruta profesional de su padre durante casi cuatro décadas. Es por eso que, cuando se retiró a los 65 años, decidió buscar una forma más directa de conectarse con el aire. Así llegó al parapente. Para él, este no es solo un deporte. Es estar plenamente presente, fluyendo con el viento, aprendiendo a leer las térmicas, entendiendo los límites. Es una lección de vida que aplica también en su día a día. Hoy, entre vuelos en Maitencillo, el Cajón del Maipo e Iquique, sigue avanzando, perfeccionándose y, sobre todo, disfrutando de la sensación única de ser parte del aire. Una palabra para describir cómo te sientes cuando vuelas. “Conciencia”. ¿Miedo algunas veces? “Lo suficiente para mantenerme atento. Aunque no puedo negar que ha habido situaciones en que lo he sentido de manera más intensa (ríe)”. ¿Cómo llegaste al parapente? “Con mi hijo Daniel, que también es piloto. Íbamos a tomar un curso de alas delta, pero cambiamos de idea y llegamos al parapente. Hicimos un curso en Maitencillo en Andes Paraglide. Desde ahí no hemos parado”. “Sí, cada vez que podemos. Una de las cosas buenas que me regaló el parapente es eso. Todo el proceso que implica ir a volar, desde salir de la casa hasta la vuelta, nos ha permitido acercarnos mucho, conversar más, conocernos profundamente, cuidarnos, reconocernos. Eso ha sido lo más valioso”. ¿Cuántos días aguantas sin practicar? “Estoy volando una o dos veces a la semana. Trato de que no pasen más de dos semanas sin practicar. Hace poco estuve en Iquique seis días aprendiendo y practicando con un instructor a volar térmicas. Fue una gran experiencia”. ¿Qué es lo más impresionante que has visto desde el aire? “Los atardeceres. Pero, más que la vista, es la experiencia completa: la sensación del frío en las manos, en la cara, el viento, sentir el parapente como una melodía.
Eso para mí también es ver”. ¿Qué dirías sobre hacer un deporte más cerca de la tierra? “Por ahora quiero seguir aprendiendo más del vuelo en parapente”. ¿Por qué te siguen gustando los desafíos? “En algún momento de mi vida tomé conciencia de mis limitaciones y eso me mantiene siempre queriendo aprender sobre distintas cosas, tratar de sobrepasar los límites de la comodidad. Me ha servido mucho y lo continúo aplicando. Espero que esa actitud me acompañe por siempre”.. Rodrigo Sánchez (69):