EDITORIAL: Solidaridad en un país solidario
EDITORIAL: Solidaridad en un país solidario Solidaridad en un país solidario En Chile nos jactamos de ser el país más solidario del mundo, particularmente por dos situaciones: La cruzada que une a todos, como es la Teletón; y las diversas campañas solidarias que se organizan, cada vez que en Chile ocurre un desastre natural y que impulsa a la ciudadanía a organizarse, junto a instituciones públicas y privadas para ayudar a quienes, en algunos casos, lo pierden todo, ya sea por un terremoto, tsunami, tsunami, aluvión, inundación u otra catástrofe, que cada cierto tiempo nos golpea. ¿Pero realmente somos los chilenos tan solidarios? Muchos pensarían que no, por la manera en que las personas se comportan día a día, ya sea en las calles, con los vecinos, con la familia y colegas, dentro de los lugares de trabajo, o simplemente con alguien que necesita una mano amiga en tiempos de necesidad. En la vida diaria esa solidaridad, el valor de la solidaridad suele desvanecerse. Nos cuesta detenernos a escuchar al veci II no, compartir el tiempo con un adulto mayor que vive en soledad, o ayudar al desconocido que enfrenta una dificultad. Cerramos las puertas, nos aislamos en la rutina y caemos en la indiferencia, olvidando que la solidaridad no solo es un valor en los momentos críticos, sino una forma de vivir y de relacionamos.
Un país y una región más justos se construyen no solo con políticas políticas públicas o grandes discursos, sino con gestos concretos: respetar al otro en el tránsito, apoyar al compañero de trabajo, cuidar los espacios comunes, acompañar a quienes enfrentan dificultades económicas o de salud. Son pequeñas acciones que, sumadas, transforman el tejido social y lo hacen más humano. La invitación es clara: no esperemos a la próxima emergencia para volver a miramos con compasión. La solidaridad debe ser parte de nuestro día a día, porque solo así lograremos un Maule Maule más unido, más empático y verdaderamente comprometido con la dignidad de cada persona..