Autor: WILHEM KRAUSE
A los 66 años, el doctor Valdés entró a Arquitectura: "Siempre me gustó estudiar"
A los 66 años, el doctor Valdés entró a Arquitectura: "Siempre me gustó estudiar" Renunció al gimnasio y a ver televisión; ahora su tiempo libre lo dedica a cumplir un viejo sueño A los 66 años, el doctor Valdés entró a Arquitectura: "Siempre me gustó estudiar" Se matriculó en la UNIACC; en paralelo, sigue operando y esculpiendo. WWiLHem KRAUSE todas luces Héctor Valdés no A: alguien a quien le guste quedarse quieto. Mientras su exposición de esculturas "Niños Olvidados" está presentándose en el AIEP hasta el 10 de mayo, él pasa estos días en Abu Dhabi.
A fines de marzo, el doctor Valdés había subido una publicación algo extraña a su Instagram: aparecía calentando unas lentejas, que venían en un tupperware, en el microondas del casino de una universidad. "Cumple tus sueños", era el mensaje. Es que alos 66 años, Valdés, uno de los cirujanos plásticos más reconocidos del país, volvió a ser alumno.
No está cursando un magíster en medicina, escultura ni estética: se matriculó en Arquitectura en la UNIACC, la carrera que había querido estudiar desde adolescente y que, por distintos motivos, quedó postergada durante más de cinco décadas. "Lo decidí porque es lo que deseaba hacer desde que tenía 15 años. Me encantaban las asignaturas de dibujo, artes plásticas y manualidades en el colegio. Siempre pasaba las horas armando esos antiguos modelos a escala que venían desarmados y que mi padre me regalaba con frecuencia. Eso se transformó en una forma de vida.
Menos cine, menos playa y muchas horas en esas manualidades". Cuenta que una vez, para una tarea de artes plásticas, en lugar de una simple casa entregó la maqueta completa de un edificio de veinte pisos. "Pasé un par de noches trabajando sin parar. Fue mi forma de tomármelo en serio, aunque no me lo pidieran así". ¿Por qué entró a Medicina entonces? "En esos años se dice que los jóvenes acataban más las indicaciones de sus padres. Mi madre era profesora, de origen de esfuerzo, de un pueblo de economía campesina llamado Pelluhue. Ella deseaba tener un hijo médico y que el otro fuera abogado. Tenía las notas para lograrlo y a mí me tocó ser doctor.
Por esto en la medicina siempre busqué lo que tenía que ver con las manualidades y así llegué a la cirugía plástica". ¿No ha sido difícil adaptar ¿ No ha sido difícil adaptar ¿ No ha sido difícil adaptar ¿ No ha sido difícil adaptar Estudiar Arquitectura "es lo que deseaba hacer desde que tenía 15 años", cuenta el doctor Valdés. 2) "En la medicina siempre busqué lo que tenía que ver con las manualidades y así llegué a la cirugía plástica" Héctor Valdés Héctor Valdés Héctor Valdés Héctor Valdés Héctor Valdés su agenda a una carrera tan demandante? "Sí, pero eso ya lo he hecho antes. Por ejemplo, cuando estudié escultura, durante dos años adapté por completo mis tiempos. Significa sacrificios: trabajar los fines de semana, perderme viajes de placer, dejar de ver películas. Incluso he tenido que ajustar mis tiempos de lectura.
Antes leía dos o tres horas cada noche sobre historia o filosofía; ahora, esas horas las dedico a leer sobre arquitectura". No deja de ser un esfuerzo. "Es un esfuerzo como muchos de los que todos hacemos en nuestras vidas. Lo bueno cuesta esfuerzo. Así es que ahora cero cine y TV, aunque hoy en verdad ya no te pierdes nada ahí: es más, se han transformado en algo tóxico para nuestro bienestar. Nuestros telediarios y programas son una agresión visual, llenos de relatos de asaltos, robos, homicidios y miserias.
Así es que suspender todo ello y dedicarlo a cualquier otra actividad que te genere habilidades y cultura me parece lo mejor que podemos hacer en estos tiempos". ¿Le ha costado volver a estudiar? "No, todo lo contrario. Siempre me gustó estudiar, por ello mis notas en el colegio y luego en Brasil, cuando hice la especialidad de cicuando hice la especialidad de cicuando hice la especialidad de cirugía plástica. A esta edad puedo decirlo: nunca he presumido de mis notas por respeto a mis pares, pero fueron siempre las mejores; tanto en el colegio como en cirugía plástica fui el primero. Estudiar lo disfruto como muchos disfrutan un buen partido de tenis, golf o entrenamiento físico. Eso a mí me cuesta más mentalmente, la disciplina de un entrenamiento físico fuerte, pero yo tengo el estudio. No puedes hacer todo y debes renunciar a algunos tiempos. En mi caso, al gimnasio y a algunas actividades lúdicas". ¿Cuáles son sus expectativas con la carrera? "La verdad es que con el intento que he hecho ya estoy plenamente satisfecho. El par de meses que llevo ya me han dado el empuje para interesarme, profundizar muchísimo más en diseño y arquitectura. Continuaré en la medida de mis capacidades. En este momento, lo efectivo es terminar el primer semestre y luego dar el salto y terminar el primer año. Si llegase, con todo el esfuerzo que me está significando, a completar dos años, creo que me daré por satisfecho". ¿No piensa en llegar a terminarla? "No me lo planteo de momento. Ya tengo la más importante: la cirugía a mis pacientes, complementada ahora con la escultura. Y hay muchísimo trabajo diario en cada una de ellas. Veamos qué me depara el futuro.
De momento, estoy muy feliz con mi presente". Seguir aprendiendo Viviana Tartakovsky, directora de la Escuela de Psicología de la UBO, plantea que continuar aprendiendo en distintas etapas de la vida tiene efectos positivos. "Estudiar, reflexionar, pensar, puede fortalecer las habilidades cognitivas en un contexto donde la plasticidad neuronal disminuye". Dado el incremento de las expectativas de vida -y también de la calidad de vida-, hoy no es lo mismo un adulto mayor en 2025 que hace tres décadas. "La persona puede estar muy vigente y estudiar; muchos realizan sueños incumplidos, independiente de la edad que se tenga". La sicóloga y escritora Marisol Sagredo cree que, más allá de los beneficios neurológicos, la decisión de estudiar ya más de adulto está profundamente ligada al sentido de vida. "Buscar una existencia con metas y motivaciones renovadas puede ser un motor poderoso para levantarnos cada mañana con propósito. Desde una perspectiva emocional, el aprendizaje continuo tiene un impacto directo en nuestra salud mental". RUBBÉN GARCÍA.