Jorge Vallejos Bernal
Jorge Vallejos Bernal Patricia Bennett Ramírez Patricia Bennett Ramírez ay promesas que uno Sl o ar Hace un tiempo, hi mos con Jorge un pacto que nos hizo tomar conciencia del enorme pedazo de vida que habíamos recorrido, probando que la verdadera amistad resiste todos los embates. La promesa era que quien muri ra primero escribiría la Linterna de Papel sobre el otro. E cribir las palabras finales después de tanto vivir para dar forma a algunas cosas que a uno le andan por el alma. Y quedó sellado. Aquí voy, mascando letras mientras nuestros rollos de película de los años 70' setrabaneneel recuerdo y lagarganta traga y traga la pena por haber perdido la apuesta.
Nos conocimos en el conjunto folclórico de la Norte cuando apenas habíamos pasado los veinte años y creíamos que el mundo podíamos hacerlo a nuestra usanza y cuando los tiempos empezaron a ponerse chúcaros yla poesía dela vidase vistió de negro. Parati, el canto de sirenas no proveía del marsino del desierto profundo "desde el fondo del alma del indio domesticador desoledades" dijiste. Y el Tambo Atacameño fue tu sueño cumplido y tu dolormás grande. Era el extraño tiempo detocar estrellas temblando y perderlas en un instante.
Gritón y exigente, fuiste el encargado de hacernos bailar el norte con solo escuchar notas de zampoñas, charangos, bombos, quenas y lakitas y de ese modo nos obligaste, de por vida, a sentir que el alma se estremece y se vuelve de se estremece y se vuelve de se estremece y se vuelve de se estremece y se vuelve de se estremece y se vuelve de agua cuando escuchamos esas tristes cacharpayas de despedida con que los pueblos del interior despidenel carnaval y terminan las fiestas.
Encosa de elegir profesión, aprender a construir fue lama gia que surgía cuando dabas formaa los sueños y aparecían los escenarios amigos que recogían las voces de tanto norte, el lamento hermoso de los instrumentos de las tierrasaltas yla delicadeza delos bailes quebesanla tierra. Alguna vezme dijiste que "ahora que el vuelo nos hallevado bien arriba, vendrá el descenso, digno como planeo de aves con grandes alas, en círculos, hasta llegar al nido nuevamente. Así, continuaremos yendofuturo adentro, repartiendo las pocas plumas que nos quedarán.
Una de ellas, entintada, escribirá nuestros chascarros, penas y alegrías y nuestro vuelo sendero habrá dejado sus surcos". Como los nortinos somos amigos delas lejanías que nos persiguen siempre, tus hijos han vuelto al terruño para aplaudir, conel corazón agradecidola vida que aman y despiden, ahora que vuelves a la tierra en tu Chuquicamata de los mil recuerdos "¿ Cómo digo "voy y vuelvo" si regreso y no hay pueblo?" Por esolollevasteatuslibros, paranosoltarlos ecos quesiempretehabitaron. Hallegado el momento de apagar la linterna. Cumplí la promesa, pero siento que te llevaste un pedazo devida que me ha dejado un ala oscuramente caída. ¿Recuerdas? Tambo Atacameñosellamaba. cs cs Linterna de Papel. -