COLUMNAS DE OPINIÓN: Del bien-ser al bien-estar: educación emocional un cambio de paradigma
COLUMNAS DE OPINIÓN: Del bien-ser al bien-estar: educación emocional un cambio de paradigma Paola BLISios Directora Académica de lnacap Sede Los Angeles La educación, desde sus cimientos, se ha centrado centrado en conocer el mundo exterior y olvidarnos de conocernos a nosotros mismos.
Entrar en la interioridad nos abre puertas al autoconocimiento, autoestima, autonomía, responsabilidad y juicio crítico, entre muchos otros aspectos que tienen como objetivo ayudarnos a buscar un sentido en la vida”. Esta afirmación corresponde a un extracto del libro Educación Emocional y Bienestar, de Rafael Bisquerra. psicólogo y pedagogo, doctor en Ciencias Ciencias de la Educación y catedrático en la Universidad de Barcelona, quien realmente deja sobre la mesa una premisa increíblemente acertada en torno al desapego generalizado que existe respecto a la educación emocional. En un mundo cada vez más complejo y desafiante, desafiante, la educación ya no puede limitarse únicamente a la enseñanza de contenidos académicos.
En el escenario chileno postpandémico, los estudios relacionados con la salud mental de los/as estudiantes estudiantes universitarios/as chilenos/as dan cuenta de una alta prevalencia de ansiedad, depresión y estrés, según el estudio Salud mental en estudiantes de educación superior: un desafío post-pandemia, realizado en 2024 por López, V., Leal-Soto, F., Oyanedel, Oyanedel, 1. C., Báez, T. y Torrealba, F. Bisquerra sostiene que la educación debe trascender trascender la mera transmisión de conocimientos y enfocarse en el desarrollo de competencias emocionales. emocionales.
Según su visión, aprender a reconocer. gestionar y expresar emociones no solo mejora el bienestar individual, sino que también contribuye a la construcción de sociedades más empáticas y cohesionadas. ¿Cómo podemos trabajar el bienestar en las aulas? Un primer paso es reconocer a los actores dentro de ella: tanto los estudiantes como los docentes, desde el ser, contribuyen en la creación de espacios saludables. saludables. Bisquerra enfatiza la importancia de trabajar en cinco competencias clave: conciencia emocional, emocional, iegulación emocional, autonomía emocional, habilidades sociales y habilidades para la vida y el bienestar.
Cada una de ellas apunta al “bien-ser”. Implcmentar estos enfoques no solo ayudaría a reducir los índices de problemas de salud mental, sino que también fortalecería la sana convivencia convivencia y el rendimiento académico, permitiendo a los estudiantes enfrentar los desafíos de la vida con mayor resiliencia, empatía y capacidad de autorregulación. autorregulación. Por lo tanto, es crucial que los sistemas educativos reconozcan y fomenten la importancia de la educación emocional para formar ciudadanos emocionalmente competentes y equilibrados. Del bien-ser al bien-estar: educación emocional un cambio de paradigma 1.