CARTAS: RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL EN AVELLANEDA
RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL EN AVELLANEDA Señora directora: Los incidentes registrados en el Estadio Libertadores de América, en Avellaneda, entre barristas chilenos y argentinos constituyen un ejemplo lamentable de fallas en la gestión de seguridad pública y privada en eventos internacionales. Un partido Conmebol no es fútbol amateur y no se trata solo de un problema deportivo, sino de un asunto que interpela directamente a las instituciones encargadas de resguardar el orden y prevenir riesgos colectivos.
Las ciencias gubernamentales nos enseñan que la seguridad en espectáculos masivos exige planificación estratégica, coordinación interinstitucional y protocolos claros de prevención. ¿Dónde están? ¿ Cuáles fueron? ¿ Por qué fallaron? Sin embargo, lo ocurrido revela todo lo contrario: ausencia de cordones policiales entre niveles y pasillos que conectan, sumado a una decisión cuestionable en la distribución de hinchadas al ubicar a la parcialidad visitante sobre la tribuna de la principal facción de Independiente (¿ qué podía salir mal?), sumado alo que revelan registros audiovisuales de los propios barristas chilenos: encontrar una tribuna en lo que parecen reparaciones, con escombros einsumos para exacerbar tensiones.
El caso muestra una falla estructural en la capacidad de anticipación del Estado, la seguridad privada, el club local y la propia Conmebol. ¿Acaso nadie revisó el estadio antes de un partido internacional? Llama la atención, además, un dato que no puede pasar inadvertido: los 19 lesionados registrados en tres hospitales y 200 detenidos, todos correspondían a hinchas de Universidad de Chile y no se informó de detenidos pertenecientes a Independiente de Avellaneda. Este desequilibrio en el resultado operativo no solo plantea dudas sobre la efectividad policial, sino también sobre la imparcialidad enla aplicación dela ley. En cualquier sistema democrático, la seguridad debe operar bajo el principio sin sesgos que profundicen la desconfianza ciudadana en las instituciones. Lo sucedido en Avellaneda muestra con crudeza cómo la negligencia institucional puede transformar un espectáculo deportivo en un foco de riesgo social. La prevención de la violencia no depende del buen comportamiento de las barras, sino de la capacidad de los organizadores de diseñar dispositivos de seguridad integrales, con visión estratégica y coordinación multinivel. Mientras esto no ocurra, seguiremos expuestos en Sudamérica a que cada partido de fútbol se convierta en un problema de seguridad más que en una fiesta deportiva. Dr. (c) Nicolás Jofré Vergara Docente de Administración Pública Universidad Católica de Temuco